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Baloncesto

El Drac Inca estuvo a la altura de las circunstancias Tenerife reina en el Palau

El conjunto de Paco García ratifica su condición de favorito y alza la Copa Príncipe de Asturias a costa de un Bilbao que paga el esfuerzo de la semifinal

TENERIFE BALONCESTO7 0
BILBAO BASKET5 5

TENERIFE BALONCESTO (18+21+11+20): Davil Gil (5), Sitapha Savane (6), Venson Hamilton (11), Diego Sánchez (7), Iván Rodríguez (18), -cinco inicial- Patricio Reynés (5), Nacho Yáñez (9), Fernando Ovelleiro (0), Santi Toledo (9) y Francesc Sabaté (0).

18 de 38 en tiros de dos puntos, 6 de 20 en triples y 16 de 21 en tiros libres. 38 rebotes (25 defensivos y 13 ofensivos). 20 faltas personales.

BILBAO BASKET

(18+11+17+9): Rubén Quintana (8), Isma Torres (2), Mark Poag (16), Javier Salgado (7), Tiago Splitter (10), -cinco inicial- Pedro Rodríguez (0), Javier Jiménez (2), José Miguel Urtasun (7), Patrick Sáenz (0) y Borja Fernández (3).

13 de 46 en tiros de dos puntos, 8 de 16 en triples y 5 de 11 en tiros libres. 33 rebotes (17 defensivos y 16 ofensivos). 18 faltas personales.

Àrbitros: Guillán Riveiro (Galicia) y Lucas de Lucas (Castilla La Mancha). Eliminaron por cinco faltas personales a Hamilton.

Incidencias: Final de la XI Copa Príncipe de Asturias. Más de 3.000 espectadores llenaron las gradas del Palau d'Esports.

Fernando Fernández

El Tenerife hizo que la XI Copa Príncipe de Asturias se fuera hacia otras islas y se cumpliera de esta manera el pronóstico. La mayor profundidad de banquillo del conjunto de Paco García y su clase sobre el parqué acabó marcado diferencias ante un Bilbao Basket que, después de dejar fuera al anfitrión, pago caro el esfuerzo de una semifinal intensa y de las que hacen afición.

Pese a todo, los de Txus Vidorreta aguantaron el fuerte ritmo canario en los primeros diez minutos (18-18). Las fuertes defensas perfiladas por ambos entrenadores hicieron que la finalísima adquiriera un tono de encuentro de alto voltaje.

Hasta que Paco García ordenó pisar el acelerador. El acierto en ataque y defensa del Tenerife abrió una brecha que parecía insalvable. El cartel de Hamilton e Iván Rodríguez desequilibraba la balanza a favor del gran favorito. La hinchada canaria se hacía fuerte en un Palau que registró el ambiente que requieren estas ocasiones. De esta manera, el Tenerife lograba una renta de diez puntos (39-29) al tiempo de descanso, aunque la capacidad de reacción del Bilbao, liderado por un Mark Poag infalible desde la línea de 6'25, no permitía la más mínima relajación. Splitter fue el jugador interior que los vizcaínos precisaron bajo los tableros y se adueñó del rebote ofensivos (14 sumó en total).

Con todo ello, los vascos le volvieron a tomar el pulso al encuentro. El Tenerife seguía marcando la pauta, pero las distancias eran cada vez menores y el cerco se estrechaba, aunque los canarios apenas mostraron fisuras y siempre evidenciaron una tranquilidad pasmosa que les permitió alzar la Copa Príncipe a la finalización de los cuarenta minutos.

A diez minutos para la conclusión, las espadas estaban en todo lo alto y tan sólo eran cuatro los puntos a favor del cinco de García (50-46). Repitiendo la dinámica de anteriores fases del choque, el Tenerife volvió a desmarcarse y rompió definitivamente la contienda con un Iván Rodríguez excepcional.

Control total

Los últimos minutos fueron de control total por parte de los insulares, que disfrutaban de una cómoda renta y del ambiente de una cancha volcada con el campeón. Fue en ese momento, cuando la victoria era un imposible, cuando el Bilbao Basket bajó los brazos y dio su brazo a torcer, algo que Vidorreta no incluye en su manual de vuelo.

El banquillo del Tenerife estallaba y sus contados seguidores se unían a la fiesta. Con todo ello, el gran candidato disfrutaba de su primer gran triunfo y la zancada inicial en vistas a la gran meta de los feudatarios del Santiago Martín, que no es otra que el ascenso a la ACB. La tradición y el aval del título de la Copa Príncipe de Asturias avalan a los de Paco García, que dieron continuidad a la fiesta sobre la pista y ya en el vestuario.

Con un merecido campeón, Inca cerraba un capítulo de gloria tan sólo huérfano de una final balear. La XI Copa Príncipe de Asturias se iba para La Laguna a la vez que la capital de es Raiguer lograba consagrarse definitivamente como un centro de operaciones del baloncesto español.

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