Los padres de Elena Gómez, José Ramón y Antonia, eran los más felices del mundo en el instante en que su pequeña se coronaba como la mejor gimnasta del planeta. Atrás quedaron muchos años de esfuerzo y trabajo para hacer realidad el sueño de Elena Gómez. «Nos volvimos locos, pues era difícil alcanzar esta meta. Pasas por muchas dificultades económicas y emocionales, pero todo el esfuerzo vale la pena viviendo estos momentos», comentaba Antonia, aún emocionada por la respuesta de sus vecinos de Manacor.
Pero la cruz de este éxito histórico para el deporte balear y español es la falta de apoyo institucional que Elena y su familia han debido soportar. «Nos hemos sentido olvidados política e institucionalmente. Parece que no eres nadie hasta que consigues una medalla. Hay un largo camino de por medio y te tienes que conforman con un algo de dinero que te dan para que no les molestes», comentaban su padre. Consell y Govern redujeron al mínimo su apoyo, y la beca ADO es el principal sustento de Elena.
Jesús Carballo es un hombre feliz. Acaba de cosechar el mejor resultado de trayectoria como entrenador y ayer no podía ocultar su felicidad. «Estoy muy feliz porque me ha cogido a mi también. El trabajo de tantos años tiene su fruto. En este momento si que lo tuvo con Elena; se lo agradezco mucho». El seleccionador español lleva 25 años al frente del equipo femenino (antes estuvo con el masculino) y considera que el éxito de Elena Gómez, la primera gimnasta española que logra una medalla de oro en un Mundial, radica en que «la gimnasia es como arte. Hay que labralo poco a poco. Por el CAR han pasado muchas gimnastas y Elena ha sido capaz de aglutinar todo lo conseguido por las otras deportistas. Hemos encontrado el final de una historia que todo entrenador sueña».
«La gimnasia femenina y la masculina se diferencia en el aparato suelo en que la masculina es todo acrobacia. Las féminas deben conjugar la acrobacia y la coreografía. Elena lo ha sabido combinar perfectamente, a pesar de que es muy difícil. Además su físico, su carita, ... Todo ha acompañado. Supo ganarse a todo el público» comenta Carballo. La forma de trabajo de Elena Gómez va a ser copiada por otras selecciones. Carballo encuentra la justificación porque «antes se daba mucha importancia a la acrobacia, pero ahora también hay que jugar con la coreografía. Creo que hemos despertado a los ojos del mundo que este es el camino. Me da rabia porque talvez hubiera sido preferible esperar, pero no podíamos perder esta oportunidad».