EFE-MILÀN
Un Deportivo con claro problema de centrales defensivos se juega,
en su visita a un Milán ya matemáticamente clasificado, el «ser o
no ser» en la actual Liga de Campeones, sabedor de que precisa el
triunfo, aunque también el empate o la derrota le podría dar el
pase a la segunda ronda. Para ello, se tendría que producir que el
empate o la derrota no fueran acompañadas por el triunfo del
francés en el terreno del sorprendente, en lo negativo, colista
Bayern de Munich, que a su vez jugará sabedor de que, pase lo que
pase, está ya fuera de toda competición europea.
La intención del equipo coruñés, como no puede ser otra, es la de salir a «comerse» al Milán y ser él el que logre el pase a la segunda ronda sin tener que mirar de reojo a lo que acontezca en el Olímpico muniqués. Es más, está incluso la posibilidad de que goleando a domicilio (con cinco o más goles de diferencia) se quede primero de grupo. Pero eso es algo que se presenta más bien utópico. El Depor se presenta muy metido mentalmente en el partido, consciente de lo mucho que está en liza. No se piensa en el empate, sino en ponerse pronto por delante en el marcador y, con ello, evitar complicaciones de última hora.
Pero para su desgracia, el Depor llega con el grave problema de sus importantes ausencias en la zona central de la defensa. Los titulares Naybet y César se lesionaron el sábado y el equipo está, en verdad, en cuadro en esta zona, en cuanto al resto del equipo no habrá muchas variaciones de los que están jugando en los últimos partidos. Por su parte el Barcelona afrontará el último partido de la primera Liguilla, en el que se enfrentará contra el Galatasaray turco, con toda la artillería, a diferencia del encuentro de Brujas, en el que Louis van Gaal echó mano de un buen puñado de suplentes y de jugadores del filial.