La atmósfera derrotista en la que vive el Drac Inca hace que ni los más optimistas puedan esbozar una tímida sonrisa pensando en un futuro mejor. Siete derrotas en sendos encuentros es un bagaje desolador, pero la preocupación va más allá de los números. Creer que este equipo es capaz de confiar en sus posibilidades no es tarea fácil, pero desde el vestuario nadie se esconde.
La llegada de Paris Bryant ha supuesto un revulsivo que puede haber comparecido demasiado tarde, más tras capitular nuevamente en Ourense (72-66). Levantar esta losa es una misión cada vez más complicada, y más si los demás ven la luz. El mejor ejemplo es el León, que se deshizo del Etosa Murcia en una exhibición de un grupo herido de muerte.
Ahora, el presente y el futuro pasan de forma contudente por la cita del domingo ante el Coinga Menorca. Ganar es la única consigna, y más si el que te visita es el enemigo más temido no por su potencial, sino por su proximidad.
El compromiso ante Curro Segura y los suyos ha adquirido tintes de ultimátum para Samaniego. La derrota supondría finiquitar el ciclo del donostiarra, pese a que Walls y Alzamora le han dado otro aire al cinco y Leo Gutiérrez ha recuperado el pulso a la competición.
Pese a que vencer al Menorca es una orden y una obligación, esos dos puntos no aseguran la continuidad del proyecto. Quedan veintitrés partidos y muchos de ellos se antojan misiones imposibles. Los primeros candidatos a asumir el posible relevo de Samaniego empiezan a sonar, y los clásicos como Quim Costa ocupan un lugar preeminente en la agenda.
La experiencia en LEB del catalán es nula, aunque su rodaje en la disciplina del Fútbol Club Barcelona y su conocimiento del baloncesto de élite juegan a su favor. De hecho, no es la primera oportunidad en la que el nombre del otrora base azulgrana suena para ocupar el banquillo del Palau. Su incorporación puede retrasarse hasta el próximo lunes, si las circunstancias lo provocan, aunque no se descarta una maniobra de urgencia que acabe con Costa en Inca.
De todas formas, la junta inquense, cuya reunión de esta noche volverá a ser foco de atención inexcusable, quiere seguir apostando por Samaniego. Nadie puede negar que el domingo apunta a un cara o cruz para el preparador, que tiene claro que «es un trabajo que no es recompensado por los resultados, pero no me rindo y, aunque estoy muy contrariado por todo lo que nos está pasando, creo que este equipo puede superarlo, no me cansaré de decirlo», comentó el técnico inquense, para el que «cada partido es un ultimátum».