Con demasiados nubarrones en el horizonte, la travesía del Drac Inca en la fase regular ha acabado convertida en un claro ejercicio de supervivencia. Con un déficit grandioso en su cuenta corriente, el grupo de Samaniego lleva demasiadas jornadas paseando el dudoso honor de no haber ganado un solo partido. Ningún equipo de la Liga maneja esta patética marca y la cuyuntura reclama una reacción inmediata. No hace más de dos meses, el club y su aparato propagandístico se jactaban de haber confeccionado la mejor plantilla de la historia y se declaraba abiertamente que no había otro objetivo que disputar las series de ascenso; pero la realidad ha resultado especialmente cruel. Los números convierten al Inca en el peor equipo de la LEB y ante el Gijón Baloncesto ha desaparecido el margen para el error.
Con Miki López todavía renqueante, José Àngel Samaniego podrá contar por primera vez con Alberto Alzamora. Es una excelente noticia. El mallorquín fue uno de los que pagó los excesos de la pretemporada. Paradójicamente, Miquel Reynés "despedido por «falta de entendimiento» con el entrenador" ha sido quien ha asumido la recuperación de un jugador sobre el que se han depositado muchas esperanzas de rehabilitación.
Con un pasado reciente en la ACB, el Gijón Baloncesto ha regresado a las calderas con un discurso repleto de humildad y una plantilla corta a más no poder. Pese a todo, Moncho Fernández está optimizando sus recursos y el equipo ha ganado la mitad de los partidos que ha disputado.