Apenas siete minutos sobre la arena el pasado domingo ante el Valencia le han bastado a Turu Flores para granjearse la admiración de la hinchada. Un par de fogonazos al borde del área y su complejo trato del balón han alimentado la esperanza de que a Mallorca ha llegado aquél delantero que iluminó al balompié canario hace un manojo de temporadas; el mismo jugador que luego acabó madurando en A Coruña. Pese a manejarse con un estilo desgarbado condicionado por su físico, el atacante argentino es uno de esos futbolistas que siempre ofrece algo distinto: ahora un regate imposible, luego un tiro sesgado. Todo un catálogo de recursos. «No dudo de mis condiciones, sé que puedo aportar muchas cosas», aseguró ayer un ilusionado Flores.
Con el tiempo justo para calzarse las botas y ajustarse la zamarra rojilla, el delantero sudamericano debutó el domingo con su nuevo equipo: «Hay un gran grupo, una excelente plantilla que está trabajando muy bien y que tiene muchas expectativas», explicó Turu Flores. El ariete significó sobre su estado físico, el principal interrogante que se ha abierto tras su contratación, que está «en perfectas condiciones». «He realizado "incidía" toda la pretemporada con el Deportivo e incluso participé en algunos partidos amistosos. El parón de la Liga me va a venir bien para poder acoplarme un poco más a mis compañeros».
A pesar de que su llegada ha coincidido con la de Walter Pandiani, y que en la plantilla la nómina de delanteros es amplia (Biagini, Carlos, Etoo y Tuni), Turu Flores no teme a la competencia y al dibujo de Gregorio Manzano, en el que sólo juega un hombre en vanguardia: «Todo eso de los sistemas es relativo, porque el domingo acabamos jugando con tres puntas», explicó. «Yo me encuentro muy bien y sé que habrá una competencia sana, pero voy a trabajar para poder hacerme un hueco en el once inicial».