Sólo hay un Hierro en el fútbol español, se llama Fernando y se ha despedido de la selección en la noche triste de Gwangju. Su último partido internacional no pudo ser más amargo: España nuevamente se quedaba fuera de las semifinales de un Mundial, esta vez en la tanda de penaltis.
Ocurrió el sábado en la ciudad coreana de Gwangju. España pudo pasar, pero los errores arbitrales y su excesiva precaución beneficiaron a Corea del Sur, que marcó sus cinco penaltis. «Por favor, vamos a jugar todos limpio», dijo Hierro después del partido, un mensaje a la FIFA, en el ojo del huracán en este Mundial por la repetición de actuaciones arbitrales sesgadas.
Hierro, el «gran capitán» de las «furias rojas», dijo adiós con una buena actuación, que remató cumpliendo su parte en las penas máximas al anotar la primera. Fernando Hierro, que donará al museo de la Federación Española de Fútbol la camiseta que utilizó en el partido contra Corea, disputó 89 partidos, en los que marcó 29 tantos, convirtiéndose en el máximo goleador del equipo nacional en toda su historia. «Me voy con todas las buenas sensaciones que me ha dado ponerme 89 veces la camiseta de mi país. Ese orgullo ya no me lo puede quitar nadie», dijo.
Hierro deja un sentimiento general de aprecio entre los internacionales españoles, correspondencia del mismo sentimiento que él ha manifestado por sus compañeros sin tener en cuenta el club al que pertenecían. «Pep Guardiola es la referencia fundamental de la selección», no dudaba en afirmar cuando el centrocampista compartía el equipo nacional con el Barcelona, el máximo rival del Madrid.