Alex Corretja, finalista en aquella ocasión y también el pasado año, fue el que más fácil lo tuvo al completar su partido contra el rumano Andrei Pavel, por 7-6 (7-5), 7-5 y 7-5, con 11 minutos de trabajo ante un rival que tenía su mente más puesta en Alemania desde donde llegó casi de madrugada, después de 15 horas al volante para conocer a su segundo hijo.
Juan Carlos Ferrero liquidó a Andre Agassi, vencedor en 1999, por 6-3, 5-7, 7-5 y 6-3, como él mismo predijo, «apretando los dientes» y respondiendo en la pista de la mejor forma posible a la injusticia que se cometió con él el miércoles cuando el supervisor del torneo detuvo el partido, por unas gotas de lluvia, para salvar al americano que perdía por 6-3 y 1-0. Corretja y Albert Costa, éste último descansado desde el martes cuando eliminó al argentino Guillermo Cañas, se enfrentarán en una semifinal, y en la otra Ferrero lo hará al actual número uno de la Carrera de Campeones, el ruso Marat Safin, finalista del Abierto de Australia, que acabó con el último francés del cuadro, Sebastien Grosjean, lesionado en el muslo, por 6-3, 6-2 y 6-2. Ferrero, campeón de Montecarlo superó a Agassi, vencedor en Roma, demostrando una gran madurez porque supo abstraerse de la polémica surgida el día anterior con Fransson y Agassi, al dar por zanjado el asunto y concentrarse únicamente en lo que tenía delante, uno de los mejores jugadores de la historia y el único que ha ganado los cuatro grandes en cuatro superficies diferentes.
Ni siquiera una pequeña ampolla en el dedo corazón de la mano izquierda melló el espíritu de lucha del jugador de Onteniente que aunque perdió el segundo set, reaccionó inmediatamente para dominar el tercero por 4-1 (dispuso de una bola de 5-1), soportó la reacción del mejor Agassi y sus dejadas diabólicas, que igualó 5-5, y levantó tres puntos de ruptura en el siguiente, momento clave del encuentro, que le dieron la moral suficiente para hacerse con este parcial por 7-5. En el cuarto la explosión de Ferrero fue brutal y Agassi cayó.