Xisco Cruz MADRID
El Mallorca vive. Sostenido por las matemáticas y alimentado por
errores ajenos, el equipo de Tomeu Llompart mantiene sus constantes
vitales. Sumó en Chamartín y ahora los números le han devuelto la
sonrisa. El grupo balear firmó un partido sobrio y sin excesos y se
jugará la permanencia en Ciutat. Los rojillos aprovecharon la
desmotivación del Madrid (que se ha quedado sin título) para
meterse en el zurrón un punto que les puede acercar al sueño,
porque ahora pasan a depender de sí mismos y todos confían en el
efecto Llompart (0-0).
Tomeu Llompart optó por meter a Paunovic en el flanco derecho para frenar los impulsos de Roberto Carlos y apañó un centro del campo con Engonga como referencia. Con el Madrid pendiente del transistor y echando en falta a Zidane, el Mallorca azuzó el partido desde el inicio. Un par de arrancadas de Etoo y un zapatazo de Luque que encontró las manoplas de César dieron presencia a los baleares en el choque, porque los blancos se limitaban a combinar en paralelo y apenas pisaba área rojilla. Sin embargo, las dos opciones mallorquinistas despertaron al grupo de Del Bosque, que dio un paso al frente.
El Madrid acusó los errores en la definición y fue entonces cuando bajó los brazos y el Mallorca pudo atizarle. Aplicado en el contragolpe y con algunos espacios en la espalda de Hierro, el equipo bermellón dispuso de una batería de ocasiones que pudieron dinamitar el partido; primero fue un mano a mano de Luque con César (minuto 40), luego un pésimo remate en parábola de Etoo (minuto 41) y cerró Paunovic con un escorzo en un saque de esquina que acabó en el fondo sur. Por aquel entonces, el Tenerife ganaba en El Insular y los rojillos se marchaban al vestuario con la sensación de haberle perdonado la vida al Real Madrid y de haber perdido una gran opción de acercarse a la permanencia en Primera.
El segundo acto amaneció igual, porque el Valencia ya acariciaba el título y el Madrid empezaba a pensar en Glasgow.