Francisco Àvila BARCELONA
Lo que no fue capaz de conseguir el gran Guillermo Vilas, el
«maestro» por antonomasia del tenis argentino de todos los tiempos,
lo logró ayer su compatriota Gastón Gaudio, quien ofreció toda una
lección para derrotar al español Albert Costa (6-4, 6-0 y 6-2), en
la final del cincuentenario del torneo Conde de Godó.
Gaudio, tal y como jugó ayer y durante toda la semana, era muy difícil que perdiera. Es más, hubiera sido difícil que alguien le hubiera ganado ayer en un partido disputado sobre arcilla, porque el bonaerense estuvo genial, pero es que antes había dejado en el camino a jugadores de la talla de Lleyton Hewitt, Carlos Moyá o Thomas Enqvist.
El secreto del argentino estuvo en la confianza con la que afrontó cada uno de los encuentros. Mostró un revés incontestable, un físico envidiable y un juego sin fisuras y eso que ayer, Albert Costa empezó bien (2-0).
Cuando el español, que jugaba su segunda final en Barcelona, donde fue campeón en 1997, apuró su juego e imprimió una máxima velocidad a sus bolas, Gaudio estaba siempre ahí, sin descomponerse, seguro, sin fisuras y eso desesperó al español.
Después de una rotura en el tercero y otra en el séptimo, Gaudio dio un paso de gigante para hacerse con la primera manga y el bonaerense sabía que con el cansancio acumulado por Costa durante la semana, buena parte del trabajo estaría ya hecho.
Y así fue, después de 61 minutos, Gaudio venció por 6-4 y 27
minutos después ya había cerrado el segundo set por 6-0.