El Mallorca, que nunca ha sido un equipo solvente con la calculadora en la mano, ha fiado su futuro a las matemáticas. El equipo de Kresic se ha abandonado de tal forma en las últimas fechas que ahora depende de que Las Palmas, Villarreal u Osasuna no ganen la próxima, porque una derrota mallorquinista en Chamartín daría con los huesos del equipo balear en Segunda División. Es decir, el grupo rojillo jugará la segunda parte en el Bernabéu sabiendo si su futuro pasa o no por ganarle al Real Madrid.
Con Rayo Vallecano y Real Sociedad disparados en la tabla y Zaragoza y Tenerife enfangados hasta las rodillas, la lucha por la permanencia se ha cerrado en torno a cuatro equipos. Osasuna parte con ventaja, porque ganó a Las Palmas y amontona 41 puntos. Si ganara al Athletic en Bilbao y el Mallorca no venciera en Madrid, ya sería inalcanzable, porque sumaría cinco puntos más que los bermellones. El Villarreal sigue otro de los mejor posicionados, porque a pesar de caer en el Camp Nou suma 40 puntos y recibe el Zaragoza en El Madrigal. Si gana al conjunto maño la próxima jornada contaría con 43, algo que le acercaría a la salvación. Así, si el Mallorca no gana en la capital ya sería otro equipo inalcanzable a falta de una jornada por disputar. Mientras, Las Palmas cuenta con 39 (los mismos que el Mallorca) pero un triunfo ante el Tenerife coincidiendo con la derrota bermellona en Madrid les dejaría en Primera, porque tiene el golaverage ganado con el conjunto de Kresic.
Esas hipótesis se apoyan siempre sobre una derrota del Mallorca ante el Madrid y del triunfo de esos tres equipos, porque en caso contrario los insulares gozarían de opciones hasta la última jornada. La derrota rojilla ante el Betis ha supuesto que ahora los mallorquines ya no dependan de sí mismos, algo que les deja en una situación muy complicada. El presidente del Tenerife ya brindó los tres puntos a Las Palmas en caso de necesidad y la visita de Osasuna a San Mamés va a levantar un buen puñado de sospechas, porque los antecedentes invitan a ello.