Son Moix vivirá esta noche otro desafío total, otro encuentro en la cumbre, otro partido que aparece en forma de final. Los de Kresic tienen la oportunidad de dar un paso de gigante en la lucha por la permanencia, aunque frente al once balear se situará un Valencia enorme que ha presentado, desde hace varias semanas, su candidatura al título de Liga. Las trayectorias de ambos equipos son diametralmente opuestas pero no es prudente situar un dos fijo en la quiniela. Los mallorquinistas saben y son conscientes de que la victoria esta noche puede significar el espaldarazo casi definitivo que se necesita para afrontar los últimos cuatro encuentros que restarán de Liga con mas serenidad y con muchas más opciones de mantener, sin excesivos problemas, la categoría.
El choque será televisado en abierto por La 2 y los canales autonómicos, el estadio se prevé que presente una entrada que roce el lleno y todo indica que la motivación en el seno del vestuario es máxima. La incógnita estriba en saber si todo esto será suficiente para derrocar a un equipo, el de Rafa Benítez, que tras muchos años de lucha, por fin se ha creído realmente que puede ganar la Liga. La presión para los dos es total aunque el Mallorca es quien más se juega en el envite y así lo han reconocido los propios futbolistas durante la semana. Una semana que ha pasado con lentitud casi desesperante. Hace apenas siete días que se perdió, como se perdió en Riazor, pero da la sensación de que han pasado siete meses.
Reuniones, arenga presidencial, diálogos tácticos, entrenamientos a puerta cerrada, en definitiva, el club ha puesto en marcha toda su maquinaria para meter en la cabeza de los profesionales que hoy se juega en serio la Liga, que los puntos son vitales para la supervivencia, en definitiva que hay que jugarse el todo por el todo. Sergio Kresic introducirá cambios en el once titular y si es fiel al trabajo que ha llevado a cabo durante la semana, Alejandro Campano será el lateral derecho mientras que el resto del equipo no diferirá del once que saltó al césped de Riazor aunque la lesion ayer de Niño puede motivar que Javier Olaizola vuelva al centro de la zaga para situarse junto a Nadal. Del Valencia preocupan muchas cosas, prácticamente preocupa todo aunque más allá de nombres, que los hay, y de hombres de gran calidad, que también los hay, lo que inquieta de manera especial es la racha del rival, la inercia ganadora que ha tomado un equipo volcado en un único objetivo, el ganar la Liga.
Sin embargo, y pese a que el rival no es el más ideal para jugar una final como la de esta noche, los jugadores tienen que superar sus propios miedos y hacer un esfuerzo total para recuperar una personalidad que sólo ha aparecido esta temporada de pascuas a ramos y que no ha sido capaz de consolidar ni de mantener de forma y manera regular. Los de Rafa Benítez encadenan tres partidos ganando de manera consecutiva. Sumaron los tres puntos contra Osasuna, Tenerife y Real Sociedad y ahora vuelven a enfrentarse a uno de los equipos implicados en la lucha por el descenso. A estas alturas de temporada el estado mental es fundamental y tanto en Son Moix como en Valencia los implicados en el choque nocturno de hoy no han dudado en lanzar a los cuatro vientos que están bien preparados para aguantar la presión.
No obstante pesa mucho más la presión del que lucha por sobrevivir y por este motivo la directiva ha lanzado un grito de auxilio a la hinchada para que actúe más que nunca de jugador número doce. El encuentro entre Mallorca y Valencia será el único que se adelante a la jornada de hoy ya que el resto de partidos se disputarán mañana. Toda la España futbolística tendrá por lo tanto sus ojos depositados en el campo del equipo rojillo y una buena actuación de los mallorquinistas supondrá una inyección de moral tan necesaria como, a la vez, decisiva para el más inmediato futuro del club bermellón. Si a los tres puntos en juego se acompañan mañana con derrotas por parte del resto de los equipos que navegan en las últimas plazas, entonces el fin de semana será completo. Pero ahora hay que ganar, después ya se verá. Pocas veces ganar fue tan necesario.