El campeón mallorquín Xavi Torres, se sumergió ayer en un sueño que tiene forma de proeza. Envuelto por el ambiente de las grandes ocasiones, rodeado de amigos y familiares y alentado por más de dos mil personas que abarrotaron las gradas de Son Hugo, Xavi recibió el pistoletazo de salida y la operación «Límite 24 horas» arrancó entre una sensación de optimismo y confianza que hoy a partir de las 20 horas deberá concretarse con un final feliz. Las vibraciones que Xavi emitía en los momentos previos a zambullirse en el agua invitan a pensar en positivo. Superó con éxito las últimas pruebas médicas, recibió las últimas instrucciones de los miembros de su equipo y tras realizar el calentamiento previo, irrumpió en la piscina, que le obsequió con una calurosa bienvenida en la cuenta atrás del desafío.
Xavi Torres recibió los últimos consejos de un emocionado David Meca y las gradas del recinto municipal se callaron hasta que el reto dio comienzo de manera definitiva. La calle número 6 de la piscina de Son Hugo -de la que se retiró el fondo móvil para que tuviera una distancia de 50 metros- acogió al balear en la busca de su éxito y en las calles contiguas se le daban los primeros relevos de apoyo. Tras la participación de David Meca, su principal compañero de locuras, el conseller de treball Eberhard Groske, fue el primero en lanzarse al agua para compartir cien metros de piscina junto al nadador paralímpico. Otras personalidades de la política balear como el president del Govern Francesc Antich o la directora general d'esports, Joana Maria Petrus, también se acercaron hasta el complejo para estar junto a Xavi.
Transcurridos los primeros veinte minutos de la prueba Torres realizó su primer avituallamiento por medio de un innovador sistema ideado por los miembros de su equipo. Un hecho que se repetirá siempre con esa frecuencia de tiempo y que además estará complementado por las paradas que llevará a cabo después de cada hora con el objetivo de ingerir algo de alimento sólido. Las intenciones de Xavi pasan por cubrir cada cien metros en un tiempo aproximado de algo más de dos minutos, para completar así, los 60 kilómetros y un sueño.