El Mallorca sufrió otro encontronazo y ya amontona un buen puñado. Fue de penalti, y fue injusto, pero los de Kresic tampoco ofrecieron muchos argumentos más para modificar el guión escrito desde que marcara João Tomás. Poco fútbol, poca creación, muchas dudas, pocas alternativas y un futuro muy complicado (1-0).
Se antojaba un partido previsible y lo fue. Era previsible que Joaquín tuviera una enorme cuota de participación en el ataque sevillano y la tuvo; también se preveía un encuentro táctico y lo fue. Condicionado por la pizarra, el choque no tuvo dueño en el primer cuarto de hora y sólo las arrancadas de Joaquín lo reventaron. El andaluz se clavó como un cuchillo en el flanco izquierdo balear, pero sus carreras apenas sirvieron para empujar y forzar un puñado de corners. Profundizar era una utopía y el Mallorca tenía suficiente con atrincherarse y esperar su oportunidad. Etoo lanzó un latigazo en el minuto 25 y Joaquín estuvo cerca del gol en el minuto 16 tras un error del guardameta Leo Franco, pero el partido cubrió una primera media hora para el olvido.
El partido estaba dormido y languidecía a la misma velocidad con la que la hinchada se crispaba con el enésimo quiebro de Denilson. Sin profundidad por la izquierda (Alejandro Campano cerró bien todos los espacios) el Betis volvió a echar mano del joven Joaquín; la perla de la cantera verdiblanca controló un balón en el área, trató de sortear a Fernando Niño y el cuero se topó con la mano del central, que involuntariamente cortaba el avance del sevillano. El asistente confundió al colegiado, que indicó la pena máxima. João Tomás castigó la indolencia rojilla, pero los de Juande Ramos encontraban excesivo premio a su racanería.
La segunda mitad amaneció con otro aspecto, porque Luque tuvo más presencia. Su estado no era el adecuado para encarar un partido tan físico, pero apareció en dos opciones de marcar; primero no logró superar la salida de Toni Prats tras un servicio en profundidad (minuto 55) y poco después ejecutó un golpe franco que se encontró con las manoplas del portero de Capdepera. El Betis sufría sin el balón y el Mallorca daba un paso al frente. Marcos dispuso de una opción muy clara tras un arranque de Alejandro Campano y un servicio de Miquel Soler, pero su remate acabó en la grada (minuto 66).