La historia parece reclamar al Drac Inca. No es una afirmación que contenga una desmesurada carga de patriotismo, sino la conclusión más rápida a la que se puede llegar en las horas previas a la cita más importante del año. Rostros tensos, discursos ganadores y las sonrisas cómplices parecen haber otorgado al grupo balear la cuota de crédito externo que siempre hace falta en tiempo de playoff, donde el más ínfimo detalle puede pesar una tonelada. La seguridad que pasea el cuadro mallorquín es contagiosa. Se siente superior al Granada y nadie puede disimularlo. Poco parece importar en el seno de la plantilla el factor pista o el paupérrimo bagaje que se ha obtenido en las afuertas del Palau. De hecho, si algo tiene este equipo es una capacidad innata para autoconvencerse de que todo es posible.
Anthony Stacey, el jugador más valioso del Inca y también el mejor extranjero de la LEB, esun claro ejemplo del estado de ánimo que anida en la concentración balear. «Nosotros lo que queremos es ascender a la ACB, estamos ilusionados con ello y sólo pensamos en ganar». El equipo tiene la certeza de que la serie al mejor de cinco partidos que se abre esta noche en el Palacio de los Deportes se resolverá en Inca y presta una atención especial al duelo que estrena la eliminatoria. Hay cabida para muchos supuestos, pero la historia delata que los primeros partidos suelen marcar la serie. La profundidad del banquillo "en comparación con el Granada" y la reciente incorporación de Albert Miralles, han reforzado notablemente la credibilidad del Inca.
En un playoff es complicado dosificar esfuerzos, no se pueden dejar cuentas pendientes y los mallorquines tienen claro que en su mochila hay más oxígeno. Granada es un equipo con seis buenos jugadores y mucho desparpajo, pero ante la exigencia de jugar un mínimo de tres partidos en apenas seis días las dudas son muchas. «Somos conscientes de que nuestra rotación puede marcar la diferencia, pero está claro que también habrá que exponer más cosas», significó Javier Crespo. Una de las principales obsesiones del Inca se llama Ernesto Serrano. El Granada gira en torno a él y el objetivo pasa por generar un corto circuito. Llegó el día D.