Luis Aragonés saca todo el jugo a su plantilla. Ayer los futbolistas entrenaron en Son Bibiloni, realizaron el clásico partidillo de los jueves y exhibieron una motivación superior a la normal. La visita del emperador de Europa se está preparando con detalle, Luis no deja nada a la improvisación y su grupo está respondiendo con esfuerzo, ambición y fe en sus posibilidades. Nadie se arruga y todos quieren estar. El más claro ejemplo lo protagonizó Albert Luque que, sin estar todavía recuperado de la lesión en la espalda, quiso estar en el «ensayo general» pero tuvo que abandonar ya que el dolor era intenso y Luis quería a todo el mundo al 110 por cien.
La mentalidad es ganadora y el respeto hacia el rival es máximo, como se merece un club que ha sido catalogado como el mejor del mundo. Todo lo que rodea al choque del domingo es extraordinario y los futbolistas lo saben. Un cargo en taquilla de casi setenta millones, un estadio lleno a rebosar y un objetivo claro: la Champions. «Tenemos opciones de ocupar una plaza de Champions», dijo ayer Eto'o. «Estamos ahí, cerca del cuarto puesto y si aprovechamos estos dos partidos que tenemos en casa seguramente que nos vamos a meter en la parte más alta de la clasificación», manifestó el camerunés.
El Real Madrid ya sabe de lo que es capaz de hacer la «ensaimada mecánica». En el choque de ida el equipo balear superó sobradamente al conjunto blanco. Ariel «Caño» Ibagaza y Carlos Domínguez fueron los autores de los dos goles isleños y apuntillaron una actuación brillante por parte del Mallorca. Los dos tantos fueron de una extraordinaria factura pero esto forma ya parte del pasado como recordó el punta de Mairena. «Fue un gol bonito pero esto ocurrió en la primera vuelta. Ahora tenemos que afrontar otro compromiso tremendamente complicado. En mi opinión el Madrid es el equipo más fuerte de los grandes y por esto se encuentra líder y con muchos puntos de diferencia», dijo el delantero. La defensa se esmera en convertirse en un muro infranqueable, el medio campo se dispone a inventar y los delanteros afinan la puntería. No quieren fallar.