El jugador mallorquín Rafael Sastre que milita en las filas del Cádiz no olvidará en su vida su paso por la Tacita de Plata, adonde llegó hace una temporada y media, ya que desde que comenzó la presente, al igual que el resto de la plantilla, no cobra, y las perspectivas son que no va "no van" a hacerlo en mucho tiempo a no ser que llegue un caballo blanco, ponga 200 millones sobre la mesa y solvente la papeleta económica de tan histórico club.
Es una cosa poco probable, pues los caballos blancos ya no existen y los actuales propietarios del club, al igual que sus predecesores, no estarían dispuestos a que metiera baza un tercero, «pues más que estabilizar una entidad deportiva "señala Sastre" parece que tanto los que están, como los que estuvieron y los que quisieran entrar, lo único que les interesa es quedarse con el Carranza y especular con él, abriendo negocios parecidos al supermercado que ya hay ahora».
Sastre, que vive en Cádiz con su novia, comenzó a ver mal las cosas a principios de temporada. Con la pantilla, se manifestó en Madrid, luego se encerró en el Carranza y ahora han decidido que, si no se solventan las cosas en esta semana, no jugar el próximo partido contra La Balompédica Linense, La Balona como se la conoce por estas tierras, «con lo cual perderíamos tres puntos, y de no solucionarse el problema entonces, no jugar más, perdiendo la categoría. Pero es que está claro que no podemos más. Estamos cansados de que unos y otros se rían de nosotros. Yo, dentro de lo que cabe, no estoy en una situación tan dramática como otros compañeros, casados, con hijos, y con hipotecas a las que no pueden hacer frente. Tampoco es solución hacer lo que hicimos en el último partido que jugamos en casa: rapartirnos la taquilla, pues salimos a 30.000 pesetas por cabeza, ya que somos mucho a repartir, pues aquí, repito, no cobra nadie, ni jugadores, ni empleados, ni nadie».