Viajó a Córdoba, pero no jugó. Anthony Stacey, un tipo insustituible en el dibujo del Inca, ha reabierto un viejo debate en el seno del club de Es Raiguer: los servicios médicos vuelven a estar en el epicentro. Superado el escabroso episodio de Miguel Àngel Cabral, el alero estadounidense es quien aparece ahora en un primer plano de la actualidad. Durante el entrenamiento del pasado lunes cayó lesionado y se diagnosticó un esguince leve, pero el tratamiento que se siguió no surtió efecto alguno y en las horas previas a un partido clave, el propio Anthony Stacey descartó su concurso.
Hace apenas dos semanas se produjo una situación similar en Ferrol. Stacey se desplazó a la ciudad gallega con el resto de la expedición arrastrando un problema en la planta del pie, pero las soluciones que se articularon para que pudiera actuar no fueron tales. Fue infiltrado casi dos días antes de la disputa del partido "lo habitual es hacerlo unas pocas horas antes", pero el dolor no remitió y Anthony Stacey vivió el encuentro sentado en el banquillo de madera, donde nada puede hacer.
En Córdoba se vivió una historia similar y en el seno del club se buscan responsables. La directiva considera que existe cierta dosis de mala suerte en el capítulo de lesiones, pero también opina que algunos profesionales del club no están dando la talla. Los diagnósticos suelen ser confusos y cualquier problema físico aparentemente sin importancia "como el esguince que sufrió Stacey el pasado lunes" se soluciona demasiado tarde.