No hubo récord. El Mallorca se quedó a medias en Oviedo y cerró la primera vuelta a un punto de distancia de la marca que estableció hace un par de temporadas. Al grupo de Aragonés le faltó equilibrio en el Carlos Tartiere. Gobernó durante el primer acto, pero quedó huérfano de verticalidad cuando Samuel Eto'o y Albert Luque abandonaron el terreno de juego y acabó aferrado al empate; el premio más justo a una transformación altamente nociva y producto de un gran error técnico.
El Mallorca leyó el partido de forma admirable durante su primer trayecto. Se burló de la presión que realizó el Oviedo en la sala de máquinas y se encomendó a la precisión de Ibagaza para aguijonear al cuadro asturiano. Tirar la defensa hacia arriba suele dar más presencia en una zona de influencia, pero también entraña riesgos importantes. Quedó claro en el minuto 17. Igabaza recuperó el esférico en el centro del campo, asistió en profunidad para Samuel Eto'o, quien con muchos metros por delante acarició el balón ante la salida de Esteban. Mallorca cobraba ventaja en el marcador y dejaba en evidencia el andamiaje defensivo de los asturianos.
Oviedo nunca acabó de reponerse al golpe que le propinó Eto'o. A su fútbol siempre le faltó continuidad y fue el Mallorca quien manejó el partido y el único equipo que se dejó ver en ataque. Ruben y Oli, las dos referencias ofensivas del cuadro local, apenas entraron en juego, aunque el Oviedo estuvo a punto de encontrar petróleo en su primera llegada al área. Onopko trianguló con Oli en la frontal del área grande, pero Siviero interceptó el balón con la mano. García Aranda interpretó que el defensa balear se encontraba en el interior del área y castigó la acción con una pena máxima. Oli fue quien ejecutó el lanzamiento, pero Leo Franco se lució y detuvo el disparo.
En el segundo acto el guión del partido sufrió una seria alteración. Antic decidió mover pieza y tiró de Gaspar y Paunovic. El Oviedo se transformó. Dio la impresión que el terreno de juego se inclinó y el partido pasó a jugarse en el área del Mallorca. La línea de presión del equipo bermellón reculó demasiado y los cambios que introdujo Aragonés (Stankovic por Eto'o y Carlos por Luque, que a los pocos minutos de haber entrada en el campo fue sustituido por Àlvaro Novo) dejaron huérfano de verticalidad a un Mallorca que dejó de hacer daño al contragolpe.
Poco a poco, el Oviedo acentuó su dominio y Paunovic se hartó de profundizar por el carril derecho y tirar centros. Precisamente de sus botas nació el tanto del empate. Asistió de forma milimétrica a Moller, quien remató de cabeza al fondo de la red. Minutos antes, Leo Franco se había convertido en el futbolista más valioso del Mallorca. Se alió con la fortuna en un disparo de Paunovic que acabó con el balón en el travesaño, pero lo paró todo en la segunda parte. En plena recta final, Oli "despejó el esférico desde la misma línea de gol tras un disparo de Àlvaro Novo" evitó que el Mallorca disimulara el bajón que había experimentado su fútbol durante la segunda parte.