Orgulloso de haber paseado durante algunos días un superávit implícito a la aristocracia de la competición, Drac Inca asume esta tarde (19.00 horas) un partido de enjundia que puede disparar su crédito, fundamentalmente porque cruzará su camino con un equipo que amalgama grandes cantidades de talento. Sellado en A Coruña el primer éxito foráneo de la temporada, el grupo mallorquín tiene claro que prolongar su serie ganadora en los días previos a la disputa del clásico balear en Maó abriría perspectivas que hasta el momento sólo tenían cabida entre las elucubraciones más optimistas.
Después del desfile del equipos planos "Granada ha sido la excepción" que ha ido despachando Drac Inca, el Palau se prepara para vivir su desafio con más cartel del curso. Hablar de Felipe Coello es hablar de un entrenador que sabe lo que hace, y referirse al Tenerife obliga a mirar hacia arriba porque este equipo acabará tomando impulso.
De hecho, sobre cualquier supuesto lógico, el único aspecto que parece inclinar la balanza a favor de los locales es intangible y se personaliza en el componente anímico. Inca, por motivos obvios, se siente ganador y Tenerife no acaba de tomarle el pulso a la Liga. En casa anda blando y lejos de su cancha sólo reclama algo de atención una victoria en Murcia. A Coello, posiblemente, le ha faltado algo más de tiempo y fortuna con Robert McCann para ensamblar a un plantel formidable.
Miguel Angel Cabral, la campaña anterior en las filas del cuadro tinerfeño y desde hace varios meses un jugador indispensable en el dibujo del Inca, subrayó durane su encuentro con los medios de comunicación que el pulso de esta tarde infunde respeto, aunque tampoco pudo ocultar la excitación que habita en el vestuario inquense en las horas previas a la cita.