En la Liga más estrecha que recuerda la LEB, parapetar el Palau se antoja como una medida prioritaria para otorgar solvencia al nuevo discurso. Querer estar junto a la aristocracia de la categoría delata ambición e implica la apertura de un nuevo ciclo, pero Drac Inca también debe hablar en la pista. El grupo de Abós se estrenará esta noche en su centro de operaciones convencido de sus posibilidades de éxito y apelando al derroche de fe que exhibió en el amistoso que disputó en Llucmajor ante el FC Barcelona. Esa es la referencia, entre otras cosas porque Huelva no trae buenos recuerdos, ni dentro ni fuera de la cancha.
Ulla Oil, un equipo que durante el curso anterior se hartó de vivir en las mazmorras, es el obstáculo que encontrará el Inca en su primera comparecencia ante una hinchada expectante y endulzada con el tratado de intenciones que viene aireando el club desde hace muchas semanas. Ya nadie habla de ir partido a partido, el único objetivo es acabar la fase regular entre los ocho mejores y bajo esta perspectiva, el cuadro mallorquín asume la cita cargado de exigencias y con un escaso margen para el error. El nombre del Ulla Oil no dice demasiadas cosas, pero el pasado fin de semana tumbó al León (79-72) y su nuevo plantel muestra cosas interesantes porque ha sido cosido con jugadores que conocen la Liga o han ofrecido buenas prestaciones en la ACB.
El fichaje de Javier Pérez (Gijón), por ejemplo, deja claro que el conjunto gallego quiere olvidar cuanto antes lo que ocurrió la pasada temporada. Para ello ha rediseñado casi todo su equipo y ha acabado formando un plantel lleno de equilibrio. En el juego interior, por ejemplo, anda sobra de recursos. David Doblas, Carlos Uzal, Pedro Rodríguez y Malik Evans son jugadores que no necesitan demasiadas presentaciones, mientras que en el perímetro el abanico de posibilidades también es amplio.