El Binissalem, club decano del fútbol balear fundado en 1912 ha decidido dar un toque de modernidad al rumbo de su historia y se prepara para afrontar el próximo curso futbolístico en unas instalaciones deportivas dignas de su trayectoria en el balompié de las Illes.
El estadio Miquel Pons Lladó está sufriendo una profunda variación, que comienza con la instalación de césped artificial en el terreno de juegos y aue provocará que las medidas del nuevo campo sean de 100 metros de largo por 62 de ancho, cuando anteriormente eran de 96 por 58. La remodelación, que se hará efectiva gracias a la insistencia de la junta directiva del club presidido por Jeroni Salom y al Ajuntament de Binissalem, supondrá una inversión 112 millones de pesetas y una vez completada permitirá practicar deporte a cerca de 400 chavales de la zona de es Raiguer.
Además de las notables variaciones que sufrirá el terreno de juego propiamente dicho, se habilitará una pista multiusos, dos pistas de tenis un campo de fútbol-7 con riego automático y una cancha de fútbol sala. En estos momentos se trabaja colocando el asfalto sobre el que irá situado el caucho y el césped antiabrasivo, a la vez que se construye un depósito con capacidad para 30000 litros de agua, que permitirá el regado de toda la superfície mediante 12 bocas de riego. El nuevo campo de juego, que estará listo a mediados del próximo mes será inaugurado de forma oficial en un encuentro frente al Mallorca y el club local podrá comenzar allí la temporada. El buen fútbol será el gran beneficiado de este lujo para la Tercera balear.