El dirigente del Tour hizo votos por «una competición clara y leal, en la que la ética y el juego limpio sean el punto de partida, con un ambiente sereno en el que no se produzcan sospechas y se respeten las reglas por la seguridad de los 180 corredores y por los seguidores de la carrera y los espectadores».
Leblanc agradeció a la Federación Internacional (UCI) el hecho de haber adoptado la pasada semana el método francés de detección de la EPO (eritropoietina) exógena con eventuales sanciones retroactivas. «¿Quién se atreverá ahora a jugar con fuego?, se preguntó el director del Tour. «Para nosotros, los organizadores, que ya tuvimos que soportar la tormenta de 1998, las cosas están claras: confiamos en los reglamentos de la UCI y haremos respetar la legalidad», añadió. Leblanc dijo que el Tour está considerado como «el monumento del ciclismo y tenemos el deber de protegerlo. Lo haremos sin debilidad, como ya lo hicimos en los dos últimos años», dijo en referencia a la expulsión del equipo Festina en 1998.
El ciclista estadounidense Lance Armstrong, uno de los principales protagonistas de la ronda francesa, piensa que va a ser más fácil defender su título que la victoria que consiguió el año pasado tras su lucha contra el cáncer. «La victoria del año pasado fue también una recuperación del cáncer», dijo el estadounidense, quien casi pierde la vida a causa de un cáncer de testículo. «Comparado con esa vuelta, creo que repetir será un poquito más fácil», indicó Armstrong el viernes, un día antes del inicio de la carrera. «Ganar el primer Tour de Francia es duro, porque no se tiene la experiencia. Como defensor del título, eres un hombre marcado», dijo Armstrong, de 28 años. Los médicos diagnosticaron a Armstrong un cáncer de testículo que se extendió.