ADOLFO GUIDALI (AFP)
Humberto Coelho, seleccionador portugués, anunció su renuncia al
cargo inmediatamente después de la derrota de su equipo ante
Francia en semifinales de la Eurocopa-2000, un gesto de dignidad
que honra a un entrenador que, a pesar de no contar con mucha
experiencia, llevó a Portugal al primer plano.
El técnico lusitano, sucesor del experimentado Artur Jorge a partir del fracaso en las eliminatorias para la Copa del Mundo 1998, luce al igual que su colega un tupido bigote. Sin embargo, no ostenta las mismas credenciales. Muy contestado, sobre todo por los seguidores del Oporto y del Sporting, que además de no perdonarle su pasado vinculado casi exclusivamente al Benfica, se ensañaron con él como consecuencia de la derrota como local (0-1) ante Rumania en la fase clasificatoria de la Eurocopa, en octubre de 1998. Sin embargo, en sólo cuatro partidos de este torneo escribió una de las mejores páginas del fútbol de su país.
Con un pasado glorioso como futbolista, fue precisamente un verdadero símbolo del club lisboeta, a pesar de haber nacido en la norteña Oporto. Campeón portugués en ocho oportunidades, con 64 selecciones a cuestas, entre 1968 y 1983, elegido «jugador del año en su país» de los años 1971 y 1978, Coelho jugó además, un par de temporadas en el París-Saint Germain (1974-1976). Seriamente lesionado en una rodilla en su última temporada como futbolista (1983), el «Beckenbauer portugués» se recicló como entrenador a los 32 años de edad. Con un par de fracasos en Salgueiros y Braga, probó suerte con una escuela para formar jugadores. Su paso por la selección ha sido enormemente brillante.