De no ser porque su currículum podría empapelar Son Moix, parecería que Luis Aragonés (Hortaleza, 1938) se ha situado a la estela de Fernando Vázquez. Madrileño y gallego reeditan en Palma la misma historia que se fraguó la temporada pasada en Oviedo. Son los mismos protagonistas y, sobre todo, el mismo desenlace: Aragonés encuentra equipo y Vázquez se va al paro. El guión tiene muchos otros puntos coincidentes, sobre todo en lo que concierne al todavía entrenador del Mallorca. Como ya le sucedió en el club carbayón, Vázquez ha pagado con el puesto su fe ciega en la otra parte. Esperó hasta el último minuto a que Alemany le hablara de futuro y se encontró con que ahora forma parte de la historia.
La misma puerta giratoria por la que ayer salió un Vázquez dolido y engañado será la que utilice, en una fecha aún sin determinar, Luis Aragonés. Cuando el veterano entrenador estampe su firma en el contrato "por el momento sólo existe un acuerdo verbal, aunque definitivo" el Mallorca se convertirá en el octavo equipo de Primera División dentro de su extensa trayectoria en los banquillos. Pese al nutrido grupo de clubes que se han hecho con sus servicios, la singladura del 'sabio de Hortaleza' siempre ha transcurrido a la ribera del Manzanares. Luis vistió la camiseta del Atlético de Madrid durante nueve temporadas y se sentó en el banquillo de la entidad rojiblanca otras doce en etapas diferentes. No en vano con este club consiguió lo más granado de su palmarés, incluida una Copa Intercontinental (1974). La personalidad de Aragonés excede lo futbolístico. Siempre condicionado por un estado de ánimo en permanente estado de cambio, Aragonés ha renunciado en varias ocasiones a embarcarse en proyectos o a proseguir con los que estaba.