El Mallorca Open ha consolidado a otra joven figura del tenis. Si en la pasada edición Juan Carlos Ferrero ganaba su primer título ATP y advertía de su potencial, este año le ha tocado el turno a Marat Safin. El tenista ruso derrotó a todos los que se le pusieron por delante, incluido un Carles Moyà que parece vuelve a estar en forma.
Afortunadamente para los intereses del torneo el público mallorquín respondió, incluso cuando Moyà cayó eliminado. Es importante que el jugador mallorquín siga participando en las próximas ediciones, pero sería bueno complementarlo con nombres que realmente quieran jugar. Yevgueni Káfelnikov y Marcelo Ríos se han reído de la organización. Sólo vinieron a la Isla a cobrar el fijo y dieron un patético espectáculo en el Coliseo. Los puntos no les interesaban y Safin tuvo que sacar las castañas del fuego. El "gitano" demostró que atraviesa por un gran momento y que dará mucho que hablar en lo que queda en la temporada de tierra batida.
Capítulo aparte merece la actuación de los dirigentes. El último día de la competición apareció el presidente del Mallorca Open 2000, Hans-Jürgen Mahncke, se presentó y destituyó a Joachim Swensson. Se comenta que el Torneo atraviesa un mal momento económico y que se han gastado 600 millones de pesetas. Lo que es evidente es que la fórmula jefe extranjero que manda desde Alemania no funciona. Es por eso que comienza a cobrar fuerza la opción de Cala Rajada.