Estados Unidos es el último escollo que le queda al equipo español para alcanzar la final de la Copa Davis, un objetivo al alcance de la mano a pesar del gran potencial del equipo americano, si se tiene en cuenta que la eliminatoria se disputará en España y en tierra, una superficie en la que no podrán ofrecer tanta oposición. Las fechas, del 21 al 23 de julio, favorecen los intereses del equipo español que no debe sentirse abrumado porque su rival sea el campeón de esta competición en 31 ocasiones y que además ha jugado otras 28 finales. El duelo se producirá dos semanas después de Wimbledon, cuando en teoría Pete Sampras debe estar más en forma, pero también cuando el mejor jugador de la última década debe notar más el tránsito de la superficie rápida a la súper lenta que le aguardará en la ciudad elegida.
Esa trampa debe ser mortal para Sampras y Agassi, pero sobre todo para el residente en Washington, con 62 títulos en su carrera, aunque sólo uno en tierra, el de Roma conseguido en 1994, un buen año para él ya que consiguió 10 torneos, entre ellos Wimbledon, el Abierto de Australia y el Masters.
Si Sampras juega como acostumbra, en el mes de julio llegará al máximo de su nivel, seguramente con buenos resultados en Queen's y luego en la Catedral, y más que probablemente después de haber intentado una aclimatación especial en tierra en los torneos que preceden a Roland Garros el único Grand Slam al que todavía no ha puesto su nombre y del que parece cada vez más alejado.