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Mallorca B

La expulsión de Jesús deja al filial sin premio ante la Grama

El delantero vio la segunda cartulina en el 34 y el Mallorca B se quedó sin vida

0 MALLORCA B: Miki (1), Cordero (1), Rubiales (1), Raúl Valencia (1), Alvaro Cámara (3), Romerito (1), Alvaro Novo (1), Jonathan (2), Güiza (1), Buades (1) y Jesús (1).
Cambios: Alyson (1) por Romerito, Iván Peñaranda (1) por Alvaro Novo y Carlos (-) por Güiza.
0 GRAMANET: Morales (1), Guerrero (1), Raúl (1), Luis Martín (1), Cámara (2), Juan Ramón Rodríguez (1), Calvo (1), Uceda (1), Dani (1), Lluís (1) y Nano (2).
Cambios: Isidro (1) por Guerrero, Edu (1) por Rodríguez y Dolz (1) por Nano.
ÀRBITRO: Arcas Piqueras (Colegio valenciano). (0). Pésima actuación. Amonestó a los jugadores locales Cordero y Alyson y al técnico Juan Ramón López y a los visitantes Guerrero, Dani y Edu. Expulsó por doble amonestación al delantero Jesús en el minuto 34.
INCIDENCIAS: Cerca de 1.000 aficionados en las gradas del Lluís Sitjar.
LO MEJOR: Alvaro Cámara
LO PEOR: La expulsión de Jesús

XISCO CRUZ
Cuando Jesús Perera cerró la puerta del vestuario en el minuto 34 tras ser expulsado, el pacense no era consciente de que también sellaba las opciones de su equipo de alcanzar el segundo escalón de la Liga. Una absurda protesta y una entrada a destiempo condenaron al Mallorca B a jugar siempre de espaldas al partido, a mirar cómo la Gramanet circulaba el balón y a diseñar una estrategia en la que el contragolpe era fundamental. Es decir, una ruina (0-0).

Es el grupo de Bonachera un once apañado de cintura para abajo, pero sin vida del círculo central hacia arriba. Es uno de esos conjuntos que llega hasta la liguilla y muere en la segunda fase por su excesiva racanería. Ni con uno más fue capaz de levantarle la cara al filial y nunca dio sensación de acercarse al triunfo. Depende en ataque de Lluís y de Dolz, dos futbolistas de idéntica traza y que son incapaces de ejecutar con criterio. Los rojillos apretaron en el arranque y los catalanes retrocedieron.

Sin embargo, Cámara y Rodríguez se sentían cómodos con tanto balón aéreo y sólo Jesús pudo alterar el orden del partido. Aprovechó un hueco entre los dos centrales y un servicio largo de Buades para plantarse ante Morales. Con todo a su favor, envió el balón al esterior de la red (minuto 24). Poco después, el pequeño atacante daba con sus huesos en el vestuario. Aquí murió el choque. Entre otras cosas, porque Buades y Romerito son dos jugadores miméticos en estilo y juego y que apenas alimentan el juego por las bandas.

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