Veinticuatro horas antes de ingresar en el infierno turco, el Mallorca ya estaba quemado. La negativa del Valencia a retrasar al domingo el trascendental encuentro de liga que enfrentará a ambos equipos fue recibida con gran indignación en el seno de la expedicición bermellona. Nadie calló ayer. Y Mateo Alemany, menos que nadie. El consejero delegado del Mallorca calificó de «barriobajera» la actitud del club ché y anunció a la prensa que la decisión provocará una reunión de urgencia del consejo de administración rojillo para adoptar algún tipo de medida institucional. Las relaciones entre ambos clubes se encuentran bajo mínimos, en las antípodas de aquel 29 de abril en que Mestalla albergó la final de la Copa del Rey. «Una actitud como la que ha adoptado el Valencia es para no sentarse en el palco. Estamos profundamente dolidos porque nosotros nunca habríamos actuado así. A lo largo de la temporada también hemos tenido problemas y nunca hemos perjudicado a terceros. La ética está por encima de la legalidad y esto es algo que el Valencia no ha querido ver», declaró un indignado Alemany.
El consejero delegado señaló por último que tenía plena constancia de que el Valencia no había hecho nada para buscar alternativas a la situación. «La Federación nos notificó que no había nada que hacer y yo ya sabía que ellos (los directivos valencianistas) no sehabían movido para intentar una salida al problema», indicó. La negativa valencianista obligará al Mallorca a protagonizar un delirante regreso después del encuentro ante el Galatasaray. La expedición y el pequeño grupo de aficionados que les acompaña tomarán un avión después del partido con destino a Valencia, donde desembarcarán los integrantes de la convocatoria que decida Cúper. Posteriormente, el avión proseguirá viaje rumbo a Palma. Esta circunstancia motivó que Alemany pidiera disculpas a los aficionados que se encuentran en Estambul: «Sabemos que es un trastorno para ellos pero deben comprender que para nosotros es muy importante arañar todo el tiempo posible».