Los ochenta y tres años de vida del Real Mallorca han permitido coleccionar una serie de cromos que la grada siempre tendrá en el álbum de oro. Ramallets, Bolao, Vulic, Oviedo..., linajes de brillante recuerdo, siempre relacionados con el éxito. Es el equipo de un siglo que, cansado, va acercándose a su fin. El milenio ha dejado una ristra de nombres que permanecerán en la retina, en el corazón y en el pensamiento del amplio abanico de aficionados rojillos, desde los más jóvenes, hasta nuestros abuelos. Todos recuerdan a estos grandes futbolistas.
Ramallets: Llegó procedente del Europa y se enroló en las filas del Mallorca en la temporada 1944/45. 35 veces internacional y fue un lujo para la meta rojilla. Será recordado, junto a Carlos Roa y Ezaki, como el mejor portero en la dilatada historia de la entidad.
Miquel Soler: Ningún otro lateral recorrió tantos kilómetros por la banda balear (si acaso Izquierdo) y su profesionalidad y talento le han permitido alcanzar el alma de la grada. Sigue corriendo, porque es la mejor virtud del catalán: trabajar.
Angel «Bolao»: Imprescindible en el eje de la zaga de los sesenta. Un par de ascensos a sus espaldas, subió nada más llegar del Badajoz (1959/60) y fue campeón de Segunda en el 64/65. Además, aportó su sobriedad para que el Mallorca fuera esa temporada el equipo menos goleado de la categoría.
Zoran Vulic: Llegó de puntillas y sin hacer ruido procedente del Hadjuk Split y triunfo tanto con Brzic como con Llorenç Serra Ferrer. Elegante, sobrio y de excelente condición técnica, su paso por el Real Mallorca le impulsó hasta el Mundial de Italia'90 para jugar con la selección yugoslava.
Bernardo Sans: El dueño de la banda derecha durante toda una década, la que va desde 1965 hasta 1975. Después de un breve periplo cedido en equipos de la isla, Sans fue uno de los fijos en la defensa en el cierre de los sesenta y la apertura de los setenta. Alto, fuerte y muy veloz.
Nadal: El mejor mallorquín en sus dos etapas. Aterrizó en el club en el 86 procedente de Na Capellera y desde entonces su progresión fue ilimitada. Un golazo suyo ante el Espanyol en la promoción, el mejor recuerdo.
Joan Forteza: A los 17 años ya apuntó sus maneras en el Constància y ha tenido el honor de marcar el primer gol del Mallorca en Primera ante el Racing. Cumplió diez temporadas en el club y palpó dos ascensos (59/60 y 64/65). Toque y mucho gol.
Jovan Stankovic: El centrocampista serbio ha vivido los mejores momentos del club. Referencia en la banda y en la asistencia, es el mejor patrimonio de la entidad. Rápido, elegante, de pase preciso, juego colectivo y buen golpeo.
Antonio Oviedo: Llegó del Recreativo de Huelva para ascender al equipo en 1960. Con una excelente media de goles por curso, fue uno de los mejores atacantes del club. Traspasado con polémica al Elche en la campaña 63/64.
«Pepillo»: José García Castro «Pepillo» cuenta con un currículum admirable: River, Sevilla, Madrid y Mallorca. Llega en la 61/62 y fue máximo goleador del equipo con 12 goles. El mejor 9 de la historia del club balear.
Sebastià Pocoví: Habilidad, rapidez y eficacia en el extremo. Fue uno de los cinco manacorins que militaron en el Mallorca de 1944. Militó durante 16 años en la entidad y el Real Madrid le siguió la pista. Logró el ascenso a Segunda.
El mejor técnico: Héctor Cúper ha sido el único técnico capaz de pisar la sombra de Llorenç Serra Ferrer. El entrenador argentino, que llegó a la isla con un discreto currículum, consiguió atrapar el corazón de la grada en un par de temporadas. Llevó al Mallorca a Europa, a Mestalla y el llanto de la afición no pudo con su frialdad: marchó a Valencia. Nunca el equipo estuvo tan cerca de la gloria en un cierre de milenio muy ligado a Cúper.