ENVIADOS ESPECIALES A AMSTERDAM
Las referencias a la ciudad de Amsterdam tiene en la belleza de sus canales a su principal reclamo turístico. A sus museos como un pozo de cultura inagotable, a su noche como un punto de inflexión entre lo moral y lo tentador y a su estadio, el Amsterdam Arena, como a la obra faraónica más fascinante del fútbol continental. Hablar del Ajax es hablar de un club histórico, grande, expectacular y de un estadio único, vanguardista y extraordinario. El campo es una de las joyas de la corona holandesa, el orgullo sin duda de todo seguidor que proclame su amor a los colores blancos y rojos. El recinto inaugurado hace tres años es la casa del Ajax y está situado a ocho kilómetros del centro de la ciudad. Visible desde varios kilómetros de distancia, la estructura de cemento y hierro se eleva entre una nube de edificios en construcción que convertirán la zona en todo un imperio económico y empresarial. Un imperio sin duda a la altura de una urbe extraordinariamente consumista y que se sitúa en la delantera de las ciudades con una renta percápita de las más altas del continente.
El fútbol, como en la mayoría de ciudades europeas, ha pasado de ser un deporte que arrastra miles de seguidores, a todo un circo que mire por donde se mire es una máquina de ingresar dinero y de asegurar espectáculo. El Amsterdam Arena no se ha quedado atrás en la revolución balompédica y explota sus recursos de una forma extraordinaria. Además de ser un club que invierte en bolsa consigue sacar un rendimiento extraordinario a su inmobiliario. La explotación de los palcos VIPS, el siempre popular merchandaising y las visitas organizadas al estadio así como la publicidad estática y el ingreso en materia de restaurantes y comida rápida, hacen que el club acumule día a día cientos de miles de florines. Jugar en el Amsterdam Arena no es jugar en cualquier sitio.