Mientras Paco Olmos perdía la voz reclamando algo de tensión e intensidad, un grupo de jugadores vestidos de negro menospreciaban con poco disimulo a un rival menor en todos los aspectos pero con algo más de alma. No hubo otro elemento desequilibrante. El día que faltó humildad resultó letal para el Bàsquet Inca. Se agotó su gobierno en la LEB y se escurrió una oportunidad inmejorable para encadenar cuatro triunfos consecutivos.
Cajasur no hizo otra cosa que correr y partirse el pecho. Fue suficiente. Atemorizado en el apertura del encuentro, no dejó que el grupo mallorquín le observara por encima del hombro durante más de veinte minutos. El Inca tardó en rectificar y cuando lo hizo su sentencia ya estaba firmada y sobre la mesa. Era la primera derrota. El freno a una ascensión que había disparado las expectativas. Nadie estuvo a la altura en Córdoba y nueve pérdidas de balón en veinte minutos son algo más que un detalle. «Nadie está satisfecho con lo que ocurrió y la verdad es que nos ganaron con todas las de la ley», reconoció Paco Olmos.
Olmos abundó en su análisis del partido señalando que «cuando adquirimos una ventaja de siete puntos tenemos que saber administrarla y no irnos al descanso un punto abajo. En defensa estuvimos muy blandos y en ataque nos faltó criterio». El preparador valenciano, que ha concedido dos días de descanso a sus jugadores por primera vez en lo que va de temporada "hasta el lunes por la mañana no habrá entrenamiento" significó que «siempre hemos hablado de ir partido a partido. Córdoba ya se ha quedado atrás y ahora sólo hay que pensar en Huelva. Jugamos en casa y está claro que hay que ganar».