0 MALLORCA: Burgos (1), Olaizola (1), Nadal (2), Siviero (1), Miquel Soler (1), Armando (1), Engonga (0), Carreras (1), Ibagaza (2), Carlos (0), Djokaj (0).
Cambios: Quinteros (0) por Carlos y Tristán (1) por Djokaj y Serrizuela (0) por Ibagaza.
0 SIGMA: Bures (1), Machala (1), Kotulec (1), Kucera (1), Necas (1), Kovac (1), Mucha (1), Krohmer (1), Ujfalusi (1), Urbanek (1), Videk (1).
Cambios: Kobylik (1) por Kovac, Rozenhal (1) por Necas y Fabus (1) por Videk.
ARBITRO: Georgios Bikas (Grecia). Mostró cartulinas amarillas a Kovac, Urbanek y Machala.
INCIDENCIAS: Estadio de Son Moix. 12.500 espectadores en las gradas. partido de vuelta correspondiente a la primera ronda de la nueva UEFA Cup. Terreno de juego en buenas condiciones.
MIQUEL ALZAMORA
Europa sólo abre de martes a miércoles. La competición que se disputa los jueves es un torneo para desfavorecidos, el consuelo con que mitigan su frustración quienes están a la otra orilla de la Liga de Campeones. Llamar europeo al partido que ayer disputaron Mallorca y Sigma Olomuc es mucho llamar. El equipo bermellón se inscribió por la puerta de atrás en la siguiente fase de la Copa de la UEFA, entró al campo adormilado, se pasó el encuentro sesteando a costa del 1-3 del encuentro de ida y se marchó con las orejas bien gachas. Pero ni así evitó escuchar los abucheos de un público enfadado y aburrido, sonrojado como las sillas de Son Moix por la penosa imagen que ofreció su equipo. Ayer, lo único continental fue el tamaño de la decepción de un publico que ya no sabe en quien confiar.
Menos mal que Vázquez quería espectáculo. El técnico de Castrofeito se había pasado la semana muy preocupado por el tema de divertir a la afición. No le bastaba con ganar, quería deleitar a las gradas, se leyó el Manual de Victorias Apabullantes y comenzó a aplicarlo al dedillo. Resultado: un sólo delantero para enfrentarse a un equipo que lucharía por la permanencia en la Segunda B, un centro del campo hiperpoblado de jugadores, un juego lamentable durante los 95 minutos y un marcador (0-0) que sólo tiene parangón con el vergonzante empate ante el Molde. Vázquez buscaba espectáculo y lo consiguió. Un penoso espectáculo jalonado por los pitos y abucheos de las gradas. El entrenador bermellón contestó a la gallega cuando el público le demandó mayor talante ofensivo. Sustituyó a Carlos por Quinteros y a Djokaj por Tristán. Decir «Quinteros» es decir «uuuuy». El delantero argentino siempre está a punto de marcar, con la caña preparada, perfectamente colocado en la boca de gol. Pero el gol de Quinteros no llega nunca. En cuanto a Tristán, el mejor delantero que ha dado el destino al Mallorca para ir pasando la temporada no tuvo ayer su tarde. El sevillano dispuso de alguna buena ocasión para marcar pero lo mejor de su repertorio acabó estrellándose contra el larguero en una acción que salió de las botas de un voluntarioso Lluis Carreras.
El centrocampista catalán, que ayer jugó en el puesto de Jovan Stankovic, fue, junto a Ariel Ibagaza, el más destacado de una primera parte en la que el Mallorca dejó claras sus intenciones muy pronto: contener al Sigma en el centro del campo y vivir de las rentas del primer encuentro. Sin embargo el conjunto checo despreció el ofrecimiento de su rival de ralentizar el encuentro y trató enseguida de iniciar una remontada imposible. A los cuatro minutos, una descoordinación entre Nadal y Burgos estuvo a punto de ser aprovechada por Vichek para conseguir el primer tanto del partido. Aquella acción despertó al Mallorca, aunque sólo veinte minutos. En ese periodo el grupo de Vázquez trenzó algo que con un poco de imaginación podría tildarse de juego ofensivo. Carreras dispuso de una buena ocasión a un centro medido de Armando y, poco después, Carlos firmó un error clamoroso al ser incapaz de rematar, sólo en el área, un excelente pase de Ariel Ibagaza.
Con un centro del campo lleno de gente y un único punta, el Mallorca acabó hilvanando un juego carente de la más mínima profundidad, algo que suelen agradecer los equipos que subsanan sus carencias técnicas con contragolpes. Por ejemplo, el Sigma Olomouc. En los últimos minutos y con el público atacado de los nervios, el Mallorca se rindió ante su evidente incapacidad para solventar la noche con dignidad y dejó el campo por la misma puerta en que sigue en Europa: la de atrás.