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...Y el niño se comió al tigre

Sergio García se exhibe ante el número uno del mundo y Europa aventaja a EE UU por 2,5 a 1,5 puntos

EFE - BOSTON
Europa aventaja por 2'5 a 1'5 puntos a Estados Unidos tras los cuatro partidos de dobles jugados en la modalidad foursomes (golpes alternos) en la primera jornada de la Ryder Cup, que se disputa en el campo del Brookline Country Club, cercano a Boston. El equipo europeo, que llegó al campo de Brookline una vez más en desventaja en las apuestas, deshacía pronósticos, aclarando que sus jugadores no llegaron aquí como víctimas. 'El Niño' Sergio García fue el mejor ejemplo de ello.

Algo más de treinta mil espectadores presenciaron cómo en la media jornada de la mañana de este primer día de torneo el equipo europeo, que llegó al campo de Brookline una vez más en desventaja en las apuestas, deshacía pronósticos y sentaba las bases para clarificar que sus jugadores no llegaron aquí como víctimas a pesar del tremendo potencial del equipo americano.

Los primeros en abrir brecha fueron los escoceses Colin Montgomerie, el número uno europeo, como lo demuestran sus seis triunfos consecutivos en la Orden de Mérito, y Paul Lawrie, ganador del Abierto Británico en julio pasado, quienes derrotaron a la poderosa pareja americana formada por David Duval, segundo jugador del mundo, y Phil Mickelson, el zurdo de oro estadounidense, subcampeón en el Open USA hace dos meses, por 3 y 2.

A renglón seguido, en el partido estelar de la media jornada matinal, el español Sergio García y el sueco Jesper Parnevik sumaron el segundo punto para Europa después de una brillante victoria por 2 y 1 sobre el gran Tiger Woods, indiscutible jugador número uno del mundo, y Tom Lehman.

La espontaneidad y el entusiasmo de García, de 19 años, el más joven jugador que haya participado nunca en una Ryder Cup y el que más pronto logró la clasificación para el equipo europeo -en siete torneos y en cuatro meses de profesionalismo- contrastó vivamente durante la mañana con la desesperación de Tiger Woods, pues mientras que el español se compenetró perfectamente con Parnevik, Woods sufría en silencio viendo como su compañero Lehman arruinaba con un desastroso empleo del putt el trabajo en conjunto.

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