Vázquez toma el mando y lo hace sin complejos y con valentía. El nuevo entrenador del Real Mallorca evita caer en la hegemonía de los modestos y lanza un discurso optimista sin caer en la falsa euforia ni en las cortinas de humo. «Tengo el deseo de repetir los éxitos de estos últimos dos años. Mi intención es trabajar y tengo el enorme deseo de hacerlo bien. No me asusta el reto del Real Mallorca».
Fernando se exhibió tal cual es. Humilde, respetuoso, dialogante, psicólogo y con la ideas claras. «Quiero infringir alegría y dinamismo al equipo. Esta es mi filosofía», explicó el entrenador. El gallego accedió a la tarima de la sala de prensa de Son Moix escoltado por Antonio Asensio, su preparador físico, Antonio Bombo, Guillem Reynés y su agente Gorka Arrinda.
El técnico se mostró tranquilo, pensando lo que decía, agradeciendo la confianza que han depositado en él y en sus ojos se reflejaba cierta sorpresa ante la gran expectación mediática que había levantado su fichaje. Rápidamente el gallego se dio cuenta que esto nada tiene que ver con Santiago u Oviedo. «Quiero agradecer públicamente la confianza que ha despositado en mí el Real Mallorca, es un orgullo para mí estar aquí ya que esto puede significar cosas muy importantes en mi carrera. Espero cumplir con las expectativas que el club ha depositado en mí».
Fernando conoce a la plantilla. Su base se centra en los partidos que ha visto por televisión y en los datos que ha podido recoger de las últimas confrontaciones ante el cuadro bermellón. «En un 80 o 90% esta plantilla es la misma que la pasada campaña. Ha habido pocos cambios en el equipo titular, sólo en la portería y en la parte de arriba. Ahora necesito trabajar con ellos a pie de campo pero creo que el club se ha armado con gente muy importante. Se fueron algunos pero vinieron otros que a mí también me parecen de categoría. Pueden existir algunas deficiencias pero el equipo es compacto y equilibrado».