El complejo sorteo de la Liga de Campeones, la competición más mastodóntica de la historia del fútbol europeo, fue benévolo con el Real Madrid y castigó al Barcelona y Valencia. La nueva Champions League arrancó con una ceremonia llena de confusión hasta para los organizadores, que dudaron, como en el caso del Fiorentina, a qué grupo debían ir algunos equipos para no coincidir con los de su misma nacionalidad, con letras y colores y un ordenador por medio para elaborar el calendario definitivo.
De ésta, surgen buenas perspectivas para el madridismo y una alarma razonable por la dureza de los grupos del Barcelona y del Valencia. El Real Madrid tiene motivos para sentirse satisfecho. A dos de sus tres rivales (Oporto y Olympiakos) los dejó en el camino el año en el conquistó la «séptima». El enfrentamiento ante ambos le devuelve el recuerdo de su última gran alegría, mientras que el otro rival, el modesto Molde noruego, acredita como principal mérito haber eliminado al Mallorca, gracias a un penalti en el minuto 84. Para el Barcelona vuelve el calvario. El conjunto que dirige Louis van Gaal teme el comienzo de la temporada en Europa, porque en los dos últimos años fue eliminado mientras debatía si el técnico utilizaba el sistema idóneo.
De nuevo, afronta una complicada liguilla inicial, frente al Fiorentina del argentino Gabriel Batistuta y del ex madridista Predrag Mijatovic, y contra el Arsenal de otro ex madridista Davor Suker, que hace dos temporadas logró el «doblete» en Inglaterra. Tan sólo el AIK Solna sueco parece que le puede dar un respiro. El Valencia tampoco tiene excesivos motivos para celebrar el resultado del sorteo porque, en su vuelta a la Copa de Europa, veintiocho años después de su última participación, deberá codearse con algunos de los mejores conjuntos del Continente.
El equipo de Cúper tendrá que superar al Bayern Munich, un conjunto herido por la forma en la que perdió la última final de la Liga de Campeones, a otro ex campeón de Europa, el PSV Eindhoven holandés, y al Glasgow Rangers, un millonario club escocés que acostumbra a fracasar en el Continente, pero que se presenta con el aval de haber eliminado al Parma, el último campeón de la Copa de la UEFA.