EFE - LANCIANO
La octava etapa del Giro, que partirá de Pescara y llegará a
L´Alquila Gran Sasso, será de nuevo con final en un alto, por lo
que se puede hacer una nueva selección en la clasificación general,
tal y como ya sucediera anteriormente en la complicada y selectiva
subida al Monte Sirino. La subida al Gran Sasso de Italia, de
categoría especial, es de unos 287 kilómetros, con una pendiente
media del 3'72 por ciento, aunque en algunos tramos alcanza el 8'9
por ciento.
Será una nueva prueba de fuego para los que aspiran a los primeros puestos de la clasificación general, a la espera de lo que pueda suceder el domingo en la contrarreloj de Ancona. La gran batalla se desencadenará probablemente en la subida al Gran Sasso, aunque antes los ciclistas deberán superar el puerto de Olmo Di Bobbi, de segunda categoría, situado en el kilómetro 99, y el de Ovindoli (3a categoría), en el kilómetro 168 de carrera.
La etapa será dura, no sólo por los tres puertos, sino también por los largos 253 kilómetros que tendrán que recorrer los corredores, que serán un auténtico «rompepiernas». En 1971, el Giro llegó por primera vez al Gran Sasso de Italia, con triunfo del corredor español Vicente López Carril. En el año 1985 venció Franco Chioccioli y en 1989 el vencedor fue Jonh Carlssen.