Miguel Planas vivió el sábado un aciago día y no precisamente por la derrota de su equipo. El aficionado mallorquinista comenzó el día con un interminable viaje en barco que él nunca eligió y lo terminó postrado en una cama "en la que seguirá al menos durante toda la semana" con el cuerpo molido a palos. Planas ya ha olvidado el incidente del barco, pero la paliza que le propinó una veintena de ultras barcelonistas a la salida del Camp Nou la recordará toda la vida. «Iba por la calle con mi mujer y mi hijo buscando una boca de metro y entonces aparecieron unos cabezas rapadas que empezaron a pegarme y a darme patadas sin mediar palabra. Yo trataba de repeler los golpes desde el suelo pero no pude hacer nada», señaló Planas ayer en su domicilio de Palma. El seguidor rojillo sufre múltiples contusiones en las regiones ocular y costal además de presentar una herida inciso contusa en el párpado superior izquierdo. A pesar de todo, Planas celebra su suerte: «Tengo que agradecer la actuación de la Policía, que llegó muy pronto al lugar porque si no es por ellos me matan. En cinco minutos ya me habían dado una paliza brutal».
Planas, a quien le robaron el reloj, señaló también que a ninguno de sus dos familiares les pasó nada: «Mi mujer trató de defenderme increpando a los ultras pero no le pegaron y, afortunadamente, mi hijo pudo escaparse».