Las obras del estadio multiusos de Son Moix, cuyo coste ha vuelto a ser blanco de las críticas de la oposición municipal, fueron escenario ayer del encuentro que mantuvieron el teniente de alcalde Carlos Ripoll y los regidores Malena Tugores (IU), Antoni Roig (PSOE) y Gabriel Barceló (PSM).
Ripoll citó a sus adversarios a pie de obra para decirles que todo está bajo control, si bien negó la entrada al asesor de Roig, el aparejador Llorenç Torrens, y a los medios de comunicación. Según el popular, que consideró infundadas las críticas por el incremento de presupuesto, Son Moix no presenta problema financiero alguno. «No se puede adjudicar una obra sin la correspondiente consignación presupuestaria así que es absurdo pensar que no tenemos dinero para hacer el estadio. Quien diga esto es que no se ha tomado la molestia de mirar los presupuestos del Ajuntament», señaló en alusión al socialista Toni Roig. Según el responsable de las obras que está realizando el consistorio palmesano para la Universiada, la ralentización de las obras en el último mes ha venido motivada por el hecho de que la segunda fase del estadio, aprobada en el pleno municipal del pasado 29 de octubre, no ha sido adjudicada todavía a Fomento de Construcciones y Contratas. En aquel pleno se dio luz verde, entre las airadas protestas de la oposición a la segunda fase de Son Moix, por la que la futura morada del Mallorca pasa de veinte a veintiséis mil espectadores y su coste, de 1.780 a 2.680 millones de pesetas.
Fageda confía en que se solventará el problema del
déficit
El alcalde de Palma, Joan Fageda, admitió que existe un déficit de
3.000 millones, pero reiteró que «el Gobierno central aportará el
dinero necesario para que la Universidad se realice».
Añadió que de ese déficit, 2.400 millones corresponden a una merma en los ingresos previstos en los tres sorteos de la Lotería Nacional, ya que en los dos realizados hasta ahora sólo se han recaudado 1.200 millones.
Además, los organizadores de la Universiada se han quedado sin ingresar 400 millones que iba a aportar la UIB y los 200 del Consell Insular de Mallorca.