Carlos Moyá está disfrutando de las vacaciones más cortas de su carrera deportiva. El tenista mallorquín aprovecha el parón navideño para ultimar su puesta a punto de cara a la «cuesta de enero»: la Copa Hopman, el Abierto de Sidney y el Open de Australia. Para ello, Moyá se ha puesto en manos del equipo médico de Miquel Dalmau en la Policlínica Miramar para recuperarse de una tendinitis que sufre desde su pasada estancia en Vaqueira-Beret. «Fue un golpe tonto pero que me molesta a la hora de intentar el revés», señalaba ayer a este periódico un Carlos Moyá que ya ha notado un evidente progreso en la recuperación. La mejoría de Moyá ha sido posible gracias al tratamiento de ultrasonidos y laser que le están aplicando el traumatólogo Toni Gelabert y el fisioterapeuta Pau Ginés.
Según Gelabert, el campeón mallorquín está respondiendo bien al tratamiento y todo apunta a que no tendrá problemas en sus próximas citas. «Al menos "señaló el médico" podrá jugar el Open de Australia con todas las garantías, quizá en las citas que tenga los días previos no se encuentre al cien por cien».
Carlos inició los ejercicios de recuperación el día de Navidad y desde ayer realiza una doble sesión mañana y tarde.
A las órdenes de Perlas
La llegada de Josep Perlas marca el principio del fin de las
vacaciones navideñas de Carlos Moyá. A los ejercicios de
recuperación que está realizando se sumarán a partir de ahora los
entrenamientos en la pista. Enero está cerca y el día uno el
mallorquín tomará un avión con dirección a Perth para iniciar su
periplo australiano. Carlos confía en llegar a la primera cita del
calendario ATP en la mejor forma posible aunque su principal
objetivo volverá a ser el Open de Australia. Como ya ha declarado
en otras ocasiones, quiere aprovechar las citas en las que no tiene
muchos puntos que defender para escalar posiciones e iniciar la
conquista de la cima mundial.