Si entendemos el Real Mallorca como una ilusión colectiva, una seña de identidad, no cabe duda que el espectacular cierre de año, el mejor de sus ochenta y dos años de historia, ha desatado de nuevo la euforia. Ahí es nada: el Real Mallorca, y en eso resultados cantan, finaliza 1998 como el mejor equipo del fútbol español.
«La verdad es que no se puede respirar más satisfacción. Es un orgullo para todos los que hemos formado parte de esta entidad. Queremos aprovechar esta ventana que nos abre Ultima Hora para felicitar al equipo por su extraordinaria marcha en 1998», decía, casi con lágrimas en los ojos, un emocionado Joan Forteza, uno de los futbolistas más carismáticos que ha tenido de siempre el fútbol mallorquín y que en la actualidad preside la Agrupación de Ex-jugadores del Mallorca. Un honor que en estos momentos adquiere mayor proyección.
El caso es que ayer se reunieron en el tradicional almuerzo de Navidad un nutrido grupo de mallorquinistas ilustres. La cita fue en el Bar 55, en la Avenida Argentina, nombre muy unido al devenir histórico del Real Mallorca, que ha alcanzado sus máximas cotas siempre de la mano de un argentino. El primer ascenso a Primera División con Juan Carlos Lorenzo en 1960 y su primera participación oficial en Europa con Héctor Cúper en 1998.
Allí estaban, codo con codo, jugadores del Mallorca del primer ascenso a Segunda División, como Pau Vidal. Jugadores del primer ascenso a Primera División como Forteza, Bolao, Cobo y Julián Mir. Jugadores de épocas brillantes y menos brillantes, desde Turró a Morro, pasando por Suñer, cuyo éxito le llegó en el Valencia, o los Taberner, Sahuquillo, Salom, Heredia, Nebot, Salas y Amer.