El metal olímpico colma de alegría a la mallorquina Marga Crespí (Palma, 1990), que a pocos días de su cumplir 22 años —lo hará el miércoles— ha recibido uno de los regalos más deseados a lo largo de su vida. Campeona mundial y europea, el metal logrado en Londres 2012 cierra un ciclo de ensueño y abre nuevas perspectivas para la balear.
—¿Se puede explicar lo que se siente con una medalla de bronce olímpica al cuello?
—Es un momento emocionante, en el que te vienen a la cabeza mil cosas. Se siente lo que ha costado conseguirla, es la recompensa tras un año duro, de sacrificios importantes. Un año en el que han pasado muchas cosas y hemos vivido intensamente como equipo pensando en estos Juegos. Ahora te vienen a la cabeza todos esos momentos y te acuerdas de mucha gente... y pesa la medalla, pero me siento la mujer más feliz del mundo y estoy muy contenta porque era un objetivo y un sueño que teníamos y que, personalmente, he cumplido.
—¿Puede pedirle más a sus primeros Juegos Olímpicos?
—La verdad es que no, esta medalla es la culminación, no sólo de toda una vida trabajando por la natación sincronizada, sino de una experiencia excepcional. Esto hay que vivirlo.
—Campeona mundial, europea y muchos otros títulos. Sólo le faltaba una medalla olímpica, y ya la tiene.
—Me siento privilegiada porque no todo el mundo puede alcanzar estos resultados en nuestro deporte. Sabemos que el oro está muy difícil, pero tenemos que mirar siempre hacia arriba. Rusia está ahí, China va para arriba y nos va a plantear mucha guerra. Pero nosotras tenemos que seguir en nuestra línea, somos un equipo que se renueva y evoluciona, y el año que viene tenemos una cita muy especial con el Mundial de Barcelona. Allí queremos hacer otro ejercicio diferente y espectacular para acercarnos a las rusas, sabiendo que China estará cerca, pero vamos a por todas porque jugamos en casa y queremos subir un peldaño en el podio, al menos.
—¿Cree que en la final por equipos se les ha puntuado por debajo de sus expectativas?
—Bueno, creo que en la rutina libre se nos ha puntuado mejor que a las chinas, y eso se tiene que tener en cuenta. En la técnica nos quedamos a ocho décimas y el último día casi las cogemos. Nosotras tenemos que mejorar técnicamente, ser más sólidas y fuertes, y los resultados llegarán automáticamente.
—Este metal deja claro que España sigue estando ahí arriba, con las mejores...
—Creo que en 2008 estaba un poco más claro que España iba a ser segunda por equipos, era otro equipo. Este año se ha tenido que trabajar y luchar duro para intentar defender la plata y colgarnos el bronce. No parecía tan claro que por detrás de Rusia íbamos a estar nosotras. China ha crecido, todas lo sabíamos, pero al final nos vamos con el bronce y mucha moral para preparar el próximo Campeonato del Mundo, en el que intentaremos volver a estar por encima suyo.
—¿Cree que con el tiempo este resultado se valorará muy por encima de lo que supone una tercera plaza?
-Seguro que sí, es una medalla olímpica y su precio es incalculable. En cuanto a horas de entrenamiento, concentración, sacrificio, buenos y malos momentos. Y todo queda comprimido en unos minutos y en una medalla de bronce. Me siento muy orgullosa porque lo considero un premio que tendré para toda mi vida.
—¿Es también un reconocimiento a la labor del clubes como el Mediterránea, que apuestan por la base?
-Lo es, porque clubes pequeños como el mío son los que ayudan a formar a las nadadoras de sincronizada que luego pueden llegar al equipo nacional. Me ha pasado a mí y quién sabe si vendrán otras detrás. Y también lo es para Mallorca, demostrando que no sólo de Cataluña, sino también de otras comunidades, salen buenas deportistas en esta disciplina.
—¿A quién le dedida este éxito histórico para el deporte balear?
—En primer lugar, a mi familia y mi gente, que han estado conmigo siempre, desde el primer momento. Ellos saben bien lo que ha costado llegar hasta aquí. Pero también a Arantxa, mi entrenadora. Sin todos ellos, no lo habría conseguido.
—Su presea y la plata de Brigit Yagüe aumentan a tres la lista de mujeres medallistas olímpicas en Balears.
-Siempre es un orgullo representar a Balears y a Mallorca por el mundo, pero la verdad es que me llama la atención y es una buena forma de reivindicar el papel de la mujer en el mundo del deporte. Tanto Brigit como yo hemos conseguido títulos mundiales y europeos, y veníamos con opciones a Londres, pero hay otras chicas que son referencias mundiales en sus deportes. Esperemos que otras chicas puedan igualar o mejorar estos resultados.