David Muntaner y Albert Torres atraparon el primer diploma balear en Londres 2012 y rompieron una de las barreras históricas para el ciclismo en pista español. Los corredores baleares, junto a Eloy Teruel (novedad respecto al jueves) y Sebastián Mora lograron parar el crono en 3:59.520 en la primera ronda de la final de persecución por equipos, un crono que no les valió para pugnar por el bronce, pero sí por la quinta plaza, que en el último suspiro cayó, por menos de una décima, en manos de Dinamarca. Los isleños sellaron así la sexta posición, mejorando el resultado de Pekín 2008 y sembrando de cara al próximo ciclo olímpico. Además, el sexto lugar permite a Torres firmar el mejor resultado de un deportista menorquín en unos Juegos Olímpicos, mejorando el séptimo de Beth Salom (gimnasia rítmica, 2008).
La cuarteta varió su fisinomía con la presencia de Eloy Teruel (representante también en omnium) en lugar de Pablo Aitor Bernal, con problemas estomacales. Así, los baleares Muntaner y Torres, junto a Sebastián Mora, asumieron la responsabilidad de conducir a España hacia su sueño de bronce ante una Colombia a la que le vino grande la primera ronda y a punto estuvo de ser doblada (4:05.485). Y la apuesta salió redonda, fijándose la plusmarca nacional de 4.000 metros tras una prueba en la que la cuarteta arrancó con el menorquín tirando y registros inferiores a los de la clasificación (1:05.026 por el 1:04.6 del jueves). La cosa fue a mejor con el paso de las vueltas. La sincronía entre los cuatro protagonistas fue perfecta y el crono les iba dando la razón giro a giro. Al ecuador de los cuatro kilómetros ya bajaban en medio segundo la marca inicial (2:02.269 por 2:02.7) y la progresión se extendía al tercer kilómetro, en el que la mejora se ampliaba hasta el segundo (3:00.639 respecto a los 3:01.663), lo que alimentaba más todavía las ilusiones por superar el histórico listón para la especialidad en nuestro país.
Y así fue. España, pese a los problemas de Muntaner en la salida, completaba su concurso con un tiempo que ya forma parte de los anales de la pista nacional (3:59.520), pero que no les sirvió para optar al bronce, su techo después de quedarse fuera de las eliminatorias por el oro. Tocaba echar mano del crono y esperar.
A las primeras de cambio, Rusia (3:57.237) agotaba las opciones españolas, que pasaban por fallos de Nueva Zelanda y la sorprendente Dinamarca. Los oceánicos tuvieron a Australia delante y eso les ayudó a firmar un registro de 3:56.442 y así dejar cerrada su presencia en la final por el bronce, en la que les esperaban los rusos. Gran Bretaña (3:52.743) y Australia (3:54.317) pugnarían por el título olímpico, respetándose a rajatabla el guión establecido.
España se tenía que conformar con pelear por el quinto puesto con una renacida Dinamarca, optando a igualar la plaza del pasado Mundial y mejorando la séptima de Pekín, todo ello unido al récord nacional, que tenían de nuevo opción de batir.
Tampoco pintaba mal la cosa al inicio. La cuarteta nacional mandaba con medio segundo de margen en el primer kilómetro (1:04.448 por 1:04.911), y amplió su fuerza en la mitad del recorrido (2:02.147 por 2:03.306) y en el paso por los 3.000 metros (3:01.186 por 3:02.738). Todo apunta a que no se podía escapar la quinta plaza, pero un irregular kilómetro final (1:01.560), con sólo tres hombres en competición, les relegó a la sexta (4:02.746 español por los 4:02.671 de los daneses) y frustraba la rúbrica a una tarde perfecta.
En la final por el bronce, Nueva Zelanda hizo valer su fortaleza ante Rusia (3:55.952 por 3:58.282) y Gran Bretaña, espoleada de nuevo por un velódromo a rebosar, batió con holgura a Australia (3:54.581) para fijar un nuevo récord del mundo, con un tiempo de 3:51.659, ocho décimas menos que el que firmaron 24 horas antes.