Apuestas, estadísticas, cifras ciclópeas en las redes sociales y el sentido común, a veces tan ausente en el mundo del fútbol, coinciden en quienes son los tres jugadores se disputarán el título de máxima estrella en el mundial 2018.
El argentino Lionel Messi, el portugués Cristiano Ronaldo y el brasileño Neymar aspiran al lugar más privilegiado en el Olimpo del balompié: sentarse en su trono dependerá, probablemente, de cual sea al final la mejor selección. Los más apurados parecen el portugués y el argentino. Con 33 años y ya en el balcón hacia el declive, el primero afronta la que puede ser su última oportunidad de levantar el único título internacional que no alumbra su brillante palmarés.
No lo tiene fácil. Pese a que logró anotarse la última Eurocopa, más de allá del goleador de Funchal Portugal es un equipo descendente, muy irregular, con dificultades en el centro del campo y debilidades en defensa, al que le cuesta ganar los partidos, como mostró en la fase de clasificación.
Los campeones europeos se vieron abocados a la repesca y están encuadrados en un grupo peligroso, junto a España, Irán y Marruecos, sobre todo para el equipo que pierda el primer partido, un duelo ibérico en Sochi. Con la treintena recién cumplida, a Messi podría quedarle una bala en la recámara, presta para ser disparada en la cita de Qatar si fracasa en las estepas. Pero todo apunta a que Rusia puede ser su mundial, siempre que su escuadra responda a la calidad de los nombres que la integran. A priori, el rosarino afronta la cita en aparente mejores condiciones que la anterior en Brasil, donde Argentina no supo ganar una final en la que le pesó como una losa el flagrante fallo de Higuaín.
Descanso
Messi ha completado una temporada enorme con el Barcelona, con el que ha ganado de forma incontestable Liga y Copa, en la que se ha asegurado su quinta bota de oro y en la que gran mácula fueron los dos partidos con la Roma, que le dejaron sin Champions.
Y al igual que en 2014, llega a Rusia con una carga menor de partidos y mayor tiempo de recuperación y concentración al perderse la final de Kiev.
Condiciones inmejorables para que el crack argentino se desprenda de la sombra de Maradona y acalle a quienes todavía -sobre todo en su país- se resisten a considerarle «el quinto grande» tras Don Alfredo, Pelé, Cruyff y el propio ‘Pelusa'.
Más tiempo parece restarle a Neymar, que con 26 años viaja con el hándicap de estar aún un peldaño por detrás de Messi y Cristiano, pero con la ventaja de contar, quizá, con un equipo más sobrio y potente en el que destacar y ganar.
Brasil domina los pronósticos: consistente en defensa, armado en el centro del campo y con banquillo largo y profundo, necesita sin embargo magia para tratar de enterrar la humillación sufrida hace cuatro años en casa. Más atrás, un grupo selecto de hombres de extrema calidad lucharán por crecer en un tiempo en el que una espectacular actuación en el mayor escaparate no es suficiente para alcanzar la silla planetaria.
Premio
Hubo un tiempo en el que no existían las redes sociales, las grandes campañas de publicidad, la codicia empresarial que rodea hoy el mundo del fútbol, y en el que jugadores como Cannavaro podían ganar un Balón de Oro con una actuación soberbia en el fase final del mundial.
Iniesta y Xavi quizá fueron los primeras víctimas de la tiranía de las redes sociales y las marcas en 2010, año en el que se quedaron sin un galardón individual que nadie duda que deberían lucir en sus vitrinas.
En ese segundo escalón competirán los franceses Griezmann y Mbappé, el uruguayo Luis Suárez, el croata Modric, el inglés Harry Kane, el polaco Lewandowsky, los belgas Hazard y De Bruyne y el español David de Gea. El jugador del Manchester United competirá por ser el mejor arquero del campeonato con el belga Courtois y el alemán Ter Stegen, y en la lista de estrellas también destacan el colombiano James Rodríguez y el egipcio Salah. Tanto para Salah como a su compañero en el Liverpool Saido Mané, la mayor desventaja son las posibilidades de sus respectivas selecciones. Egipto tiene opciones de clasificación para la segunda fase, pero luego le esperaría un cruce peligroso para seguir.