Sus nombres forman parte de la historia del motociclismo balear. Por diferentes motivos y en múltiples facetas dentro del deporte de las cuatro ruedas. Pero el paso de los años no ha mermado su pasión, la que les une para alargar su ilusión por seguir compitiendo a nivel nacional. Disfrutar, en definitiva, de pilotar y exigirse un poco más a lomos de sus Fantic o una Honda de 4 tiempos.
La Copa de España de Trial de Clásicas ha sido el punto de encuentro, el argumento que permite a Pepín Yuste, Joan Thomàs, Joan Rosselló o Jaume Roig seguir codeándose con los mejores del país, pero «de una manera más relajada. Desde otra vertiente, sin la presión de los resultados de antaño y, además de participar y competir, aprovechar para disfrutar del viaje y de la amistad que tenemos y que es lo que nos une para seguir adelante. Y con muchas ganas», refiere Roig, quien fuera campeón de España sénior en 1979. «Pero si salimos es para ir a ganar. Nos lo tomamos en serio, ¿eh?», apunta el propio Jaume. Él, junto a Yuste y Thomàs, inició esta aventura que, en 2019, les ha llevado a viajar a Tarragona, Guadalajara, Oviedo y Madrid, además de conocer otros países «como Francia, Escocia, Croacia o Italia para pruebas de dos o tres días», recuerda Pepín, que junto al más joven del grupo, Joan Rosselló, pertenece al Moto Club Porreres; Thomàs y Roig son del Bike Trial Sant Joan, y con ellos participan en el Campeonato de Balears de Clásicas, que en 2019 han dominado.
La complejidad de los desplazamientos obliga a diversificar esfuerzos. Yuste y Thomàs van con la furgoneta en barco, llevando consigo las motos, y después «carretera y manta», bromean los expresidentes de la Federació Balear de Motociclisme. Rosselló y Roig, por sus obligaciones profesionales, viajan con menos margen de tiempo y lo hacen en avión.
Este singular grupo de ilustres veteranos del trial mallorquín llama la atención allá donde va. «Ya nos conocen por todos lados. Son muchos años...», bromea Roig, tercero en la Copa de España de Trialeros, por delante de Rosselló y con Thomàs décimo, con una prueba menos.
«Estaremos pilotando hasta que podamos. Disfrutamos cada carrera como si fuera la última, porque nunca sabes cuándo va a llegar», asegura Roig, junto a Yuste el más veterano del cuarteto, ambos con 62 años a sus espaldas, por los 60 de Thomàs y los 59 de Rosselló. «Hoy en día, lo importante es no caerse ni lesionarse», espeta Jaume.
Esta singladura que se inició en 2007 lleva consigo un notable esfuerzo económico «en material, viajes, hoteles... Pero es nuestra vida, una válvula de escape y es lo que nos gusta de verdad», explica Rosselló. En febrero volverán y avisan: «Si nos retiramos, será por una causa de fuerza mayor».