Jorge Lorenzo volvió a subirse a la M1 en pleno parón vacacional dentro del Mundial de MotoGP para tomar parte en los tests privados que Yamaha llevó a cabo en el circuito de Brno (República Checa). El objetivo de las pruebas era calibrar la adaptación de la moto al cambio 'seamless', sin saltos, y que agilizará la aceleración de la máquina, intentando así igualar fuerzas con Honda.
El cambio ultrarápido 'seamless' ya es utilizado por Ducati y Honda en sus prototipos y permite ganar entre una y tres centésimas a la hora de cambiar de marcha. De hecho, la Honda RC213V apenas pierde nueve milésimas en cada maniobra. Y es que el 'seamless' permite arañar tiempo al crono con cambios sin saltos, ofreciendo mayor estabilidad en las inclinaciones en las curvas rápidas y es agradecido para los neumáticos.
La nueva caja de cambios aportará más estabilidad a la moto, además de permitir una aceleración más veloz, algo que pudieron experimentar tanto Lorenzo como Rossi en Brno.
Yamaha espera conocer si podrá disponer del avance para la prueba de Indianápolis o para Brno, todo unido a las limitaciones en el número de motores que poseen los pilotos de la marca de los tres diapasones, como Lorenzo, cuyas sensaciones sobre la Yamaha fueron favorables tras recuperarse de sus operaciones.