Con una trayectoria excelente, Mario Mola (Palma, 1990) encara en los Juegos de Tokio 2020 la posibilidad de darle aún más brillo a su hoja de servicios con la matrícula de honor en clave olímpica. Tricampeón del mundo y erigido en uno de los grandes dominadores de la especialidad en la segunda década del siglo XXI, el mallorquín quiere ser cum laude y culminar su carrera con la única asignatura pendiente de su curriculum.
Por trayectoria y condiciones ocupa un lugar de preferencia en los pronósticos de cara al podio y el propio Mola no huye de su condición de favorito. «Siempre he dicho que el hecho de que la gente espere cosas de mí no es algo que me presione. Al revés, lo valoro positivamente porque es señal de que uno está haciendo las cosas bien. Evidentemente, tomas la parte positiva. Estar aquí, poder hablar de ello, es buena señal», asegura en declaraciones a Efe. «Voy a hacer todo lo posible para darle una alegría a mi entorno, para dármela a mí mismo y para dársela a todo el mundo que sigue el triatlón, que disfruta con los Juegos y que espera que un español esté luchando por las medallas. Pero no me someto a más presión que esa», remarca.
Experiencia
Tras ser decimonoveno en Londres 2012 y octavo en Río de Janeiro 2016, el mallorquín cuenta con la experiencia necesaria para gestionar los nervios y la presión de jugarse la temporada en un día. «Creo que la clave en los Juegos es no obsesionarse y no hacer las cosas especialmente diferentes a cualquier otro año. En muchas ocasiones, de los candidatos hay un porcentaje muy grande que no llega por pasarse», razona.
La gran baza de Mario Mola está en la carrera individual del domingo 25, donde los hombres a batir son el francés Vincent Luis, el joven británico Alex Yee, los noruegos Gustav Iden, Kristian Blummenfelt y Casper Stornes o los australianos Jacob Birtwhistle y Aaron Royle. No obstante, también cabe la posibilidad de que compita en el relevo mixto con opciones de lograr otro buen resultado.