Justo dentro de un mes, el 23 de julio, y con un año de retraso a consecuencia de una pandemia que marcará su desarrollo y ha rodeado de polémica su celebración, arrancarán en Tokio los Juegos de la XXXIIª Olimpiada de verano. Por delante, dos semanas en las que la incertidumbre, las restricciones y la tensión existente a nivel social en Japón en torno al gran evento del deporte mundial, marcarán una cita que puede suponer un hito para Baleares, que podría igualar o batir su récord de participación, elevado hace 5 años en Río de Janeiro hasta los 16 deportistas en liza.
A punto de cerrarse el proceso de clasificación y la composición definitiva de los equipos, trece deportistas de las Islas tienen su presencia garantizada y cerca de una decena espera a la disputa de las últimas competiciones que conceden plazas o marcas, estando el techo virtual rozando la veintena de olímpicos baleares en Tokio 2020, unos Juegos que finalmente tendrán público en las gradas (50% de los aforos como máximo y un tope de 10.000 espectadores), pero en los que los deportistas tendrán mínimo contacto con la ciudad y el resto de la delegación, además de bregar contra la oposición popular a un evento que verá la luz tras semanas de estado de emergencia en la capital nipona.
A un mes de la ceremonia de inauguración de Tokio 2020 (se mantiene la denominación original, aunque se disputen en 2021), el grueso de las opciones isleñas han sellado su pasaporte. La renuncia de Rafael Nadal, doble campeón olímpico, ha sido una de las más significativas dentro del equipo español, que junto al tenista de Manacor -doble oro olímpico- tampoco tendrá en los Juegos de opciones claras de medalla como la jugadora de bádminton Carolina Marín.
Sí estarán en Tokio grandes aspirantes a medalla, como el vigente campeón olímpico de piragüismo (oro en K1 1.000 metros), Marcus Cooper Walz, que junto al potente K4 500 metros es claro aspirante a subir al podio, e incluso a ser el primer deportista balear en repetir oro olímpico en dos Juegos consecutivos.
Quien aspira a su primer metal es el triatleta Mario Mola. El triple campeón del mundo disputará sus terceros Juegos y, tras el diploma en Río, quiere sacarse la espina en Tokio, donde lidera la TriArmada española.
La vela balear protagoniza uno de los regresos más sonados. En aguas de Enoshima navegará por primera vez una regatista balear. Será Paula Barceló, que junto a Támara Echegoyen parten como claras favoritas al podio tras ser campeonas del mundo de 49erFX y mostrar una gran regularidad en las diferentes competiciones en que han participado.
En la última participación del Finn, Menorca volverá al campo de regatas olímpico de la mano de Joan Cardona, reciente subcampeón mundial y líder del ránking, que aspira a todo en su estreno olímpico. Una sensación que no será nueva para el formenterense Mateo Sanz, que repetirá experiencia en la clase RS:X, compitiendo por Suiza, y con una amplia experiencia a sus espaldas.
Otra opción de presea es la de la regatista catalana del Club Nàutic s'Arenal Silvia Mas, integrante de un 470 Femenino que junto a Patricia Cantero.
Una de las grandes sensaciones ha sido el marchador ibicenco Marc Tur, que en el pasado Europeo por equipos firmó su mejor registro y la mínima olímpica en los 50 kilómetros (3:47:40), rebajando en más de dos minutos el tiempo exigido. Será el retorno del atletismo pitiuso, ausente desde Atenas 2004. La vallista mallorquina Caridad Jerez intentará apurar sus opciones de repetir presencia.
En la natación hay muchas esperanzas depositadas. Hasta dos opciones habrá en la competición masculina, en la que el 'solleric' Joan Lluís Pons intentará reeditar y mejorar la gesta de Río 2016, cuando logró clasificarse para la final de los 400 estilos y lograr el diploma, algo que hasta entonces únicamente había logrado Rafael Escalas, finalista olímpico en 1.500 metros en Moscú 80.
A él se unirá el palmesano Hugo González de Oliveira, la gran sensación de la natación española, que competirá en 200 estilos y 100 espalda, pruebas en las que logró el oro y la plata en los pasados Europeos de Budapest, donde también fue bronce en 50 espalda.
El ciclismo balear volverá a tener presencia nueve años después. Y lo hará en dos modalidades diferentes. Es oficial la participación del 'pistard' menorquín Albert Torres, que junto a Sebastián Mora aspira a todo en la Madison, además de participar en el Omnium, mientras que para Mavi García será su bautismo olímpico, a sus 37 años, y pocas semanas después de rubricar su segundo 'doblete' (oros en línea y contrarreloj) en los Campeonatos de España de carretera.
También supondrá Tokio 2020 el retorno de la gimnasia mallorquina. A falta de conocer la lista definitiva, y tras la dolorosa renuncia por lesión de Cintia Rodríguez, las esperanzas se centran en el equipo masculino, en el que Nicolau Mir y Adrià Vera aspiran a ser dos de los elegidos.
Al igual que Marco Asensio. Tras una irregular temporada con el Real Madrid y después de quedarse fuera de la lista para la Eurocopa, el futbolista de Calvià podría ser uno de los referentes de la selección española de fútbol en Tokio, que este lunes conocerá su lista definitiva.
El baloncesto es una baza segura para la representación balear. Y en la selección masculina repetirán los tres jugadores que fueron bronce en Río 2016. Álex Abrines vivirá sus segundos Juegos, mientras que para el mahonés Sergio Llull serán los terceros. Más allá está un Rudy Fernández que, con su quinta participación igualará el registro del tirador Joan Seguí.
En la selección femenina, la baja por COVID de Alba Torrens ha supuesto un duro revés, pero la alero de Binissalem espera poder estar entre las elegidas por Lucas Mondelo en Tokio. Nogaye Lo es la otra esperanza, pese a quedar 'cortada' de la lista para el Europeo.
Y entre las nuevas modalidades que debutan en Tokio también habrá participación mallorquina. Será en skateboarding y en la especialidad de Park en la que el isleño Jaime Mateu marcará todo un hito.
Los elegidos serán protagonistas de unos Juegos Olímpicos que serán muy diferentes a lo visto hasta ahora. Una cita en la que Baleares tiene la esperanza de mejorar sus registros de participación y sumar seis o más medallas. La marca fijada en Río 2016 y que puede saltar por los aires en Tokio.