El fútbol mallorquín vive uno de sus mejores momentos. Cada vez más representado fuera de las fronteras del archipiélago, los jugadores y técnicos de la Isla se han convertido ya en personajes habituales de las imágenes de celebración que se repiten durante estas semanas por todos los rincones del continente.
El pasado fin de semana, en una jornada que cerraba la mayoría de los campeonatos, sirvió para redactar varios finales felices entre la colonia insular. Dos exmallorquinistas, Joan Sastre y Brandon Thomas, tocaban el cielo al conquistar la Superliga de Grecia con el PAOK. El club de Salónica levantaba el cuarto título de su historia después de imponerse en el derbi al Aris (1-2) en un partido en el que los dos mallorquines fueron titulares. El lateral de Porreres jugó los noventa minutos y el delantero de Cala d'Or, que marcó y asistió, fue sustituido en el segundo acto. Con la victoria su equipo superaba a otros ilustres del país heleno como AEK, Olympiacos y Panathinaikos.
En la Premier League era Carles Vicens, uno de los asistentes de Pep Guardiola, el que volvía a festejar un título con el Manchester City. El de la Colònia de Sant Jordi, que esta temporada ya había ganado la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes, vivía otro final de campaña espectacular en el que su formación superaba en un apretado pulso al Arsenal, en el que junto a Mikel Arteta trabaja otro isleño: Carlos Cuesta.
En Eslovaquia, el DAC 1904 que dirige Xisco Muñoz conseguía un heroico subcampeonato que le abre las puertas de la Conference League y que era celebrado por todo lo alto en la ciudad de Dunajská Streda. El equipo del manacorí, que tiene a su lado a Roberto Cuesta, sumaba siete victorias y dos empates en sus últimos nueve encuentros y solo era superado en la clasificación por el Slovan de Bratislava, el club más grande del país.
Francia, con Marco Asensio y el campaneter Rafel Pol en el banquillo del PSG junto a Luis Enrique, es otro de los focos de buenas noticias. Han ganado la Ligue 1, la Supercopa y el sábado pueden abrochar el triplete si derrotan al Lyon en la final de la Copa.