Raí Souza Vieira de Oliveira (Sao Paulo, 1965) ha estado unos días en Palma para asistir a los II Premios Fundación Rafa Nadal, entregados el pasado miércoles en es Baluard. Raí, capitán de la selección brasileña que ganó el Mundial de Estados Unidos en 1994, es el promotor y cabeza visible de la Fundaçao Gol de Letra, que recibió el reconocimiento especial Fit for Life con la Unesco por su contribuir a la educación de niños, niñas y jóvenes de comunidades socialmente vulnerables de Brasil, a través del uso del deporte como instrumento de transformación. La organización sin ánimo de lucro, creada en 1998, cuenta con sedes en Sao Paulo y Río de Janeiro, pero su método también está implementado en otras poblaciones brasileñas y ya ha ayudado a más de 25.000 niños de su país.
—¿Es solidario el futbolista?
Yo creo que sí y cada vez más. En mi época de jugador apena se tenía conciencia de ello, pero yo creo que ahora sí. Los más grandes jugadores del mundo realizan muchas acciones solidarias aunque muchas veces no se sepa y el jugador de fútbol, como el resto de la sociedad, está cada vez más comprometido, aunque lógicamente todos podríamos estarlo un poco más y hacer más acciones en favor de los más necesitados.
—Hablemos un poco de fútbol. Usted ya era un gran jugador en 1992 en su país pero explotó internacionalmente en la Copa Intercontinental de 1992.
—Sí, fue el partido más importante de mi carrera y lograr vencer al Barça de Cruyff y meter los dos goles de la final fue lo mejor de mi vida como futbolista. Se enfrentaban el Barça de Cruyff, que era el mejor equipo del mundo contra el Sao Paulo de otro entrenador como Tele Santana y se demostró que nosotros también teníamos un gran nivel. Después ganamos la Copa Libertadores, y capitán de la selección de Brasil que ganó la Copa del Mundo de 1994 en Estados Unidos.
—Ese partido supuso que el fútbol europeo se fijara en usted.
—Sí, desde luego. Era el momento de cambiar después de unos años de muchos éxitos en Brasil y Europa era un reto para un futbolista como yo. Lo más habitual en esa época para un jugador era fichar por un equipo de España o Italia, pero elegí Francia.
—¿Por qué?
—Sinceramente porque además del fútbol quería tener una experiencia de vida y París es una de las mejores ciudades del mundo para ello. Fueron unos años maravillosos.
—¿Estuvo cerca de jugar en España?
—Sí, recibí una oferta del Atlético de Madrid, pero ya me había comprometido con el París Saint Germain donde estuve seis años fantásticos.
—¿Sigue la actualidad futbolística?
—Sí, sobre todo porque en los dos últimos años he estado viviendo en Francia realizando diversos proyectos y he seguido más de cerca todo el fútbol europeo.
—¿Qué jugadores le gustan?
—Destacaría a Kevin De Bruyne y a Vinícius Jr., pero también me está gustando mucho cómo está jugando Démbelé en el PSG.
—¿Y Mbappé?
—Es un jugador extraordinario que hace tiempo quería jugar en el Real Madrid y ahora parece que lo va a conseguir. Será algo muy bueno para su carrera. Y si me pongo a pensar en el Real Madrid que viene será increíble. Vini, Mbappé, Endrick, Rodrygo...
—Conoce bien a Endrick ¿no?
—Sí, es increíble. Es el nuevo Mbappé. Es tan potente y rápido como él.
—PSG-Barça y Real Madrid-Manchester City, ¿favoritos?
—No me atrevo a decir quién pasará. Serán dos eliminatorias apasionantes.
—¿Es la primera vez que viene a Mallorca?
—No, estuve el año pasado de vacaciones unos días. Ahí me dijeron que el Real Mallorca estaba creciendo mucho y ahora he sabido que jugará la final de la Copa del Rey frente al Athletic de Bilbao. Les deseo mucha suerte.
—¿Conocía a Rafael Nadal?
—No, lo he visto muchas veces en París jugando en Roland Garros. Me encanta el tenis y he tenido la suerte de verle ganar muchas veces así como a mi compatriota ‘Guga' Kuerten (vencedor en Roland Garros en 2000 y 2001). Nadal es uno de los mejores deportistas del mundo y un ejemplo para todos. Que su fundación se haya fijado en nosotros es un honor y sin duda hará que se nos conozca mucho más en España.
El apunte
Una carrera deslumbrante
Nacido en Ribeirao Preto, en Sao Paulo, es hermano menor del también exfutbolista Sócrates, fallecido en 2011 por una enfermedad hepática. Se inició en el Botafogo de su ciudad natal y en 1987 llegó al Sao Paulo con quien ganó la Copa Libertadores y la Intercontinental de 1992. En Fue traspasado al París Saint Germain por 4,3 millones de dólares y estuvo en el club parisino cinco años. Después regresó al Sao paulo donde finalizó su carrera en el año 2000. Fue internacional con la selección de Brasil en 49 ocasiones, marcando 17 goles. Participó en la Copa del Mundo de 1994 en Estados Unidos, donde su seleccionado se coronó campeón, también en la Copa América de 1987 y de 1991, además de los Juegos Olímpicos de 1988 en Seúl donde consiguió la medalla de plata.